Una de cada 5 mujeres en América Latina perdieron su empleo de manera permanente en la pandemia, informó el Banco Mundial (BM) y se corre el riesgo de regresar a la situación de la última década del siglo pasado.
Las mujeres trabajadoras en América Latina y el Caribe fueron afectadas de manera desproporcionada por la pandemia de Covid-19 en comparación con los hombres.
La participación de las mujeres en el mercado laboral pasó de 41 por ciento en 1990 a 53 por ciento en 2019, un aumento significativo que, sin embargo, corre el riesgo de revertirse en el contexto actual, de acuerdo con el informe Covid-19 y el Mercado Laboral de América Latina y el Caribe: los Impactos Diferenciados por Género.
“Las mujeres suelen tener una situación laboral más frágil que los hombres, con trabajos en el sector informal, en tareas que en mayor medida requieren una interacción directa y se prestan menos al trabajo remoto, como el comercio, el cuidado de personas o el turismo. En momentos de crisis, estas trabajadoras son mucho más vulnerables a las variaciones en el mercado laboral”, señaló la gerente de la Práctica de Pobreza del Banco Mundial para América Latina y el Caribe Ximena Del Carpio.
Según el informe , elaborado por el Laboratorio de Innovación de Género del Banco Mundial (LACGIL, por sus siglas en inglés), en el inicio de la pandemia las mujeres tenían un 44 por ciento más de probabilidades que los hombres de perder su empleo de manera temporal o permanente.
Cuando se dio el comienzo a la vida laboral, la pérdida permanente de trabajo afectó a una de cada cinco mujeres, enfatizó el Banco Mundial.
El informe especificó que en 4 de los 5 sectores más afectados por la pandemia: el comercio, los servicios personales, la educación y la hotelería y gastronomía, que antes de la pandemia empleaban a mujeres en una proporción de 60 por ciento, explican el 56 por ciento de puestos de trabajo perdidos en medio de la crisis.
El organismo multilateral indicó que una de las políticas públicas que podría incentivar a las mujeres a trabajar y crear las condiciones para su incorporación sería apoyar el autoempleo, promover los planes de entrenamiento e inserción laboral, y brindar incentivos a la formalización de las trabajadoras.