Los organilleros, mejor conocidos como cilindreros, se modernizaron para que la tradición de fines del siglo XIX no desapareciera por la pandemia porque el contacto se restringió y los medios electrónicos fueron la opción para que la gente les diera la propina por la música que tocan en la calle.
«A partir de la pandemia cambiaron muchas cosas… los lugares en los que trabajabamos estaban cerrados y buscamos una forma diferente de trabajar… la gente ya no quería cooperar fácil y por eso pensamos en la tarjeta y el QR, la gente come con el teléfono en la mesa».
VÍCTOR MIGUEL MAYA MONDRAGÓN, ORGANILLERO EN LA CDMX
Propinas QR
«Llamas la atención»
Varia un poco y el avance en la plataforma. Una cooperación de 20 hasta 50 pesos.
En Reforma nos cooperaron 3 veces con tarjeta. «Cooperan con tarjeta muy natural»
En la CDMX hay 16 cilindreros u organilleros que trabajan con terminal y código QR
«Si implica un beneficio a la hora de trabajar»
Las propinas en el día pueden ser hasta de 400 pesos en buena temporada y en la normal es de 200 pesos
Tienen cuenta bancaria que permite comprar por internet
Mejoras en el instrumento de trabajo
Instrumentos que suenan mejor
Proceso de renovación con uniformes para dar mejor aspecto
«Somos parte de la cotidianidad… En algún momento esperamos ser declarados patrimonio intangible de la Ciudad de México»
La tradición comenzó en 1884 y se popularizó en los circos cuando los organilleros amaestraron al changuito para pedir la moneda.
En la CDMX se estima que hay 150 cilindros y en el resto de la República 200 cilindros u organillos.
Escucha sus palabras sobre cómo la pandemia cambio su oficio y avanzaron en la modernización e inclusión financiera
