La mitad de los 9 mil empleados experimentó el “despido silencioso” o “Quiet firing”, práctica negativa en la que no se atienden las obligaciones, apoyo y orientación para que se cansen y renuncien a su empleo, reveló OCC en su Termómetro Laboral.
La encuesta en su semana 187 (del 12 al 19 de Enero), registró que un 50 por ciento de los trabajadores mexicanos han pasado por un “despido silencioso”, a lo que 68 por ciento comentó haber experimentado esta táctica de despido (50 por ciento en ocasiones y 18 por ciento con más frecuencia), 20 por ciento dijo que no ha pasado por esta situación y 12 por ciento agregó que no lo había pensado.
Esta situación se puede manifestar con la disminución de responsabilidades, el aislamiento en el trabajo, la falta de oportunidades de desarrollo profesional, críticas constantes y la ausencia de comunicación sobre el futuro laboral, entre otras.
Los 9 mil 277 trabajadores encuestados compartieron sus experiencias sobre las señales del despido silencioso. Un 47 por ciento afirmó que lo más común es que los líderes excluyan al colaborador, ignorándolo intencionalmente, evitan agregarlo a reuniones o dinámicas de equipo y dejan de tomar en cuenta su opinión.
Otra señal destacada de este fenómeno es disminuir o aumentar la carga de trabajo, confirmó el 39 por ciento de los encuestados, quienes comentaron que el líder puede llegar a quitar proyectos, pasar las responsabilidades a otros compañeros o, por el contrario, generar planes de trabajo demandantes, aumentar las tareas para interferir en la jornada laboral, y más.
Un 9 por ciento mencionó que la situación puede volverse más personal cuando el líder genera incertidumbre en el colaborador al no proporcionarle retroalimentación, lo que conduce al trabajador a dudar de sus capacidades, la calidad de su trabajo y a sentirse incómodo en el entorno en el que se desempeña.
En un contexto similar, el 5 por ciento observa que algunos líderes, como parte del despido silencioso, retiran el apoyo al colaborador, no impulsan sus proyectos, no toman en cuenta sus aportaciones, pierden la empatía y dejan de tener intenciones de desarrollarlo profesionalmente y/o económicamente.
Los encuestados que han experimentado el despido silencioso mencionaron que tiene efectos negativos como depresión, ansiedad y consecuencias en la autoestima de la persona.