La economía mexicana vive una etapa encontrada porque las agencias calificadoras han cambiado el panorama por las nuevas políticas públicas de la administración López Obrador, sobre todo, en materia energética, pero a nivel macro los signos son alentadores.
El tipo de cambio peso-dólar se encuentra en la banda de los 19 pesos o menos, de acuerdo a los aspectos internacionales e internos, el precio de la mezcla mexicana de petróleo se encuentra en 60 dólares (55 dólares en paquete económico), la inflación se encuentra por debajo del 4 por ciento.
Pero, a pesar de este cuadro económico se mantiene la incertidumbre sobre el desempeño económico nacional porque el empleo y a inversión se encuentran a la espera de mayores señales internas para una reactivación del mercado interno a través de la generación de riqueza para los pobres y los más acaudalados en el México de la cuarta transformación.
A pesar de las diferentes expresiones de la comunidad de negocios y el presidente de México, López Obrador para impulsar el crecimiento a través de la inversión –esencialmente privada- todavía no se registra una actividad que rubrique los compromisos verbales de ambas partes.
El indicador de Data Coparmex sobre la confianza de los inversionistas a Diciembre del 2018 se encuentra por debajo de los 50 puntos, es decir, no son optimistas. Todavía no se registran cifras al respecto en lo que va del presente año.
El Inegi reporta a Febrero en la confianza empresarial para invertir 40 puntos, es decir, 0.2 puntos menor que el mes previo y 1.5 menos en comparación al mismo mes del año pasado con 135 meses consecutivos por debajo del umbral de los 50 puntos.
El 73 por ciento de los empresarios consultados manifestó que planea mantener sin cambios su plantilla laboral en el primer trimestre del año.
A su vez, el presidente López Obrador ha externado que tardará un semestre en tener el gobierno al punto –lo que incluye disminución de plazas- para comenzar a ofrecer los resultados de su planteamiento de gobierno sin corrupción.
Para el segundo semestre la administración federal deberá meter el acelerador para incentivar la inversión y empleo, que no despuntan, y así ofrecer resultados en la calidad de vida de los mexicanos: pobres y ricos.