Hasta el momento las cifras de las finanzas públicas son favorables, a pesar de las constantes revisiones a la baja de la perspectiva de crecimiento económico por la incertidumbre y preocupación que han generado las decisiones y nuevas políticas de la administración López Obrador, señaló el sector privado.

En Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) señaló que las revisiones a la baja de prerspectiva de crecimiento de la economía mexicana por organismos internacionales y nacionales confirman la desaceleración por la preocupación que generan las decisiones económicas y políticas que ha venido instrumentado el nuevo gobierno, y por la percepción de un entorno de inseguridad para la inversión, ausencia de estado de derecho y falta de claridad en las reglas del juego.

Recientemente el Fondo Monetario Internacional (FMI) dio a conocer su informe sobre las perspectivas económicas mundiales de Julio, en el que corrige a la baja el pronóstico de crecimiento para México en 2019 para ubicarlo en 0.9 por ciento, siete décimas por debajo del informe que publicó en Abril pasado.

El FMI basó esta corrección en su percepción de que “la inversión sigue siendo débil y el consumo privado se ha desacelerado, como resultado de la incertidumbre en torno a las políticas, el deterioro de la confianza y el aumento de los costos de endeudamiento, que podrían seguir aumentando tras la reciente rebaja de la calificación soberana”, puntualizó el CEESP.

Por su parte, Citibanamex también ajustó sus pronósticos y ahora calculó que este año la economía crecerá solo 0.2 por ciento, después de que en su estimación previa anticipaba un avance de 0.9 por ciento.

Los eventos y anuncios de la administración federal con sus políticas públicas y decisiones de inversión generan presiones sobre las finanzas públicas y limitan aún más la oportunidad de elevar la inversión productiva.

Destacó el sector privado que hasta ahora las finanzas del sector público han mostrado resultados favorables: durante el periodo Enero-Mayo resaltan la disminución del gasto público respecto, tanto al mismo lapso del año pasado como a lo estimado para ese periodo, así como un resultado primario superavitario.

Pero “es prematuro afirmar que la situación financiera del sector púbico es saludable sobre bases sostenibles, en especial en este entorno de incertidumbre y de la creciente necesidad de recursos para cumplir con todos los proyectos prioritarios del gobierno federal, a la vez que aparentemente cada día se abren carencias en la operación normal de las agencias públicas”.

Señaló que a la fecha, las cifras fiscales indican que se va por buen camino, pero los riesgos son evidentes. El mercado interno resiente esta coyuntura y reduce su ritmo de avance, como lo muestra la mayoría de los indicadores.

La incertidumbre hace que, tanto las empresas como los consumidores se mantengan cautelosos en los ámbitos de inversión y de consumo.

La salud de las cuentas públicas es fundamental para mantener la estabilidad macroeconómica, que es esencial para lograr un ambiente de negocios que contribuya a impulsar la actividad económica, la inversión y por ende la generación de empleos mejor remunerados.

La inquietud por los recientes cambios en el gabinete y organismos independientes, en el que sobresale el cambio en la dirección del Coneval, que se ha caracterizado por un trabajo excepcional en materia de medición de la pobreza, parecen apuntar hacia un entorno de mayor inquietud para la segunda mitad del año, con su consecuente efecto sobre los niveles de confianza.

“Es imprescindible insistir en que la coyuntura requiere de un entorno de certidumbre jurídica y pleno estado de derecho que sirva de estímulo para que las empresas lleven a cabo efectivamente sus planes particulares de inversión y que la  inversión productiva del país se concrete. Esa es la única manera sostenible de elevar el empleo formal y reducir los niveles de pobreza”.

En este sentido, el acuerdo alcanzado entre el gobierno federal y el sector privado en días recientes para facilitar la inversión en el sector energético es crucial y sin duda una buena señal, pero sería ideal aclarar condiciones que doten de la seguridad y flexibilidad necesarias a la inversión privada para: participar en exploración y explotación de petróleo en todo tipo de campos.

Apuntó el CEESP que una apertura amplia y entusiasta a la inversión, con reglas que balanceen adecuadamente la protección del interés público y la certidumbre a la inversión privada, mediante una correcta asignación tanto de rentas y utilidades entre el sector público y el privado, como de riesgos entre ambos, puede solucionar los problemas de abasto, reservas y márgenes en el mediano y largo plazos.

Concluyó el sector privado que al aportar la iniciativa privada con su inversión en estas actividades generaría casi de inmediato una derrama que sin duda daría un impulso significativo a la actividad económica en el corto plazo, especialmente el lugares en los que la situación es delicada como es el caso del del sur-sureste.

Por Miguel Ramirez

Nacido en la CDMX, egresado de la FCP y S de la UNAM. Inicie en 1992 en periodismo tecnológico y después migré a la parte económica y financiera. Aficionado a la NFL y vaquero de corazón. Otros deportes son el Basquet (Knicks), Tenis; fut de Champions League...