La recuperación económica de México es débil por el incremento de la inflación, la incertidumbre laboral, salarios menores para quienes consiguieron empleo, y la reducción de salarios provocada por la pandemia, afirmó el sector privado.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) señaló que aunque se tiene una mejoría en la actividad económica sus niveles están muy por debajo de los registrados en 2018 y su dinamismo muestra una importante debilidad.
Los resultados de los principales indicadores no señalan de forma concluyente un fortalecimiento que confirme los pronósticos de un crecimiento de 5 por ciento para todo el año”.
Informe semanal CEESP
Las expectativas de corto plazo no prevén una mejora en la actividad económica. De hecho, el indicador oportuno de la actividad económica del INEGI (IOAE) anticipa que en Febrero la economía habrá caído a una tasa mensual de 0.8 por ciento y a una tasa de 4por ciento respecto al mismo mes de 2020.
El CEESP indicó que al parecer, esta situación refleja en buena parte el bajo nivel y dinamismo del consumo que, al situarse por debajo de sus valores correspondientes al 2018 y con reducidos incrementos en Diciembre pasado, aún lo mantenían por debajo de su índice previo al confinamiento de Abril del año pasado.
Además, quienes lograron recuperar el empleo después de haberlo perdido durante el confinamiento sanitario, lo hicieron mayoritariamente con salarios más bajos. Asimismo, muchos trabajadores negociaron reducciones salariales a fin de mantener su empleo, que al parecer no han sido revertidas debido a la precaria situación de las empresas”, puntualizó el sector privado.
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Enfatizó que las cifras del Inegi indican que durante Enero las ventas al menudeo aumentaron 0.1 por ciento, después de haber caído 2.7 por ciento un mes antes, lo que apunta a una debilidad, toda vez que a pesar de este repunte mensual su comparación anual muestra una disminución de 7.2 por ciento, la más alta de los últimos cuatro meses.
La información de la Antad va en la misma dirección, ya que indica que en Febrero sus ventas a tiendas iguales resultaron 4.9 por ciento menores en términos reales a las del año pasado, en tanto que las ventas totales cayeron 3.0 por ciento, con lo que en ambos casos acumularon tres meses consecutivos a la baja.
Explicó el CEESP que la reducida movilidad de la población, el cierre temporal o permanente de muchas actividades, el menor empleo y participación en el mercado laboral y la consecuente disminución de los ingresos de los hogares durante la recesión de la economía son las causas más directas de las caídas del consumo agregado.
Consideró que la evolución de los indicadores de consumo refleja también la mayor cautela de los consumidores que responden a una disminución de sus niveles de confianza y que puede estar relacionado con diversos factores, como la preocupación de perder el empleo y la limitada creación de nuevos puestos de trabajo.
“No hay duda de que el efecto de la pandemia y la falta de inversión han limitado el crecimiento y la consecuente creación de empleos”.
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Según las autoridades, los recursos canalizados mediante programas sociales han sido un factor importante para que el consumo se mantenga, al señalar que 7 de cada 10 hogares se ven beneficiados por algún programa social. Sin embargo, los resultados del Censo de Población muestran que es solo el 25 por ciento de los hogares los que se benefician de algún programa gubernamental.
Otro factor que afecta el consumo y las actividades económicas es el reciente repunte de la inflación es otro factor que podría incidir en el poder adquisitivo de las familias.
Durante la primera quincena de Marzo, los precios al consumidor repuntaron 0.53 por ciento, su mayor alza para el mismo lapso desde 1998. En términos anuales la inflación se elevó a 4.12 por ciento, y se han expresado opiniones que anticipan que la inflación podría llegar hasta 5.0 por ciento al cierre del año.
El repunte inflacionario se relaciona con el efecto del incremento de los precios de hidrocarburos, y que se han trasladado al resto de la economía.
Al cierre del 2020, la inflación hasta la primera quincena de Marzo acumuló un incremento de 2.1 por ciento, poco más de la mitad fue generada por el incremento acumulado de 17.9 por ciento en el precio del gas doméstico LP, 15.6 por ciento en el de la gasolina de alto octanaje y del alza de 11.9 por ciento en la de bajo octanaje.
“El estado de la economía es todavía débil. Aun cuando surgen algunas señales de reanimación, no las hay de una recuperación pronta. Tampoco se puede confiar en que el proceso de vacunación acelerará el regreso a la normalidad de la actividad económica”
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