Se vive el comienzo de un super-ciclo en los precios de las materias primas que se elevan a pesar de las presiones inflacionarias y su repercusión en la recuperación económica de la post pandemia.

Los super-ciclos no se dan con frecuencia debido a que se necesitan décadas de movimientos al alza en una amplia gama de materiales básicos.

El primer super-ciclo importante comenzó a finales de la década de 1890, con la industrialización y urbanización de Estados Unidos. El aumento en los precios se aceleró al iniciarse la Primera Guerra Mundial y continuó hasta inicios de la década de 1930.

El siguiente super-ciclo comenzó con el armamento para la Segunda Guerra Mundial y se extendió ante la reconstrucción de Europa y terminó hacia inicios de la década de 1960.

Debido a la escasez de datos recolectados, la ausencia de una estandarización de los precios internacionales y al periodo de guerra, es difícil calcular el aumento en los precios que se observó en este periodo.

Sin embargo, en el estudio de Grilli, E.R. y M.C. Yang (1988) dio a conocer que el poder adquisitivo de las exportaciones de todos los productos primarios en términos de manufacturas, aumentó a una tasa promedio anual de 4.5 por ciento entre 1900 y 1913.

Asimismo, el mismo estudio sugiere que entre 1953 y 1977, el índice de precios de productos manufacturados aumentó en 127 por ciento. 

Por su parte, el tercer superciclo comenzó al inicio de la década de 1970 con el fuerte crecimiento económico y la crisis petrolera.

El aumento en los precios de las materias primas se mantuvo hasta principios de los años ochenta cuando los productores empezaron a reforzar su producción.

Como claro ejemplo de este periodo se encuentra el precio del maíz, el cual en un punto mostró un incremento en 12 meses de 161.69 por ciento desde su precio mínimo de 1.27 dólares por bushel el 15 de Agosto de 1972, hasta el máximo de 3.33 dólares por bushel del 15 de Agosto de 1973.

Hacia el cierre de ese superciclo (31 de Diciembre de 1980), el maíz alcanzó un máximo de 4.10 dólares por bushel, precio que en ese momento era el máximo histórico.

Asimismo, en ese superciclo el precio de la soya mostró un crecimiento en 12 meses de 245.10 por ciento el 3 de Junio de 1973, mientras que el trigo observó su mayor incremento en 12 meses el 14 de Febrero de 1974 acumuló un incremento de 157.97 por ciento.

En ese superciclo, la soya alcanzó un máximo histórico de 12.90 dólares por bushel, mientras que el trigo tocó un máximo de 5.58 dólares el 26 de Febrero de 1974.

Para el caso del petróleo WTI, no fue hasta 1983 que alcanzó un máximo histórico en registro de esa época de 32.35 dólares por barril. Al inicio del superciclo en 1970 el precio del WTI era cercano a los 3.39 dólares por barril.

Asimismo, el 30 de Septiembre de 1980, el oro alcanzó un máximo histórico de 666.75 dólares por onza, acumuló un aumento de 12 meses de 67.84 por ciento. En los inicios de la década de 1970, se observaron incrementos en 12 meses superiores al 100 por ciento.

En un periodo de 12 meses, al 27 de Febrero del 1974 se observó un incremento acumulado 130.63 por ciento y hacia finales de este superciclo, el 20 de Enero de 1980, el precio del metal precioso acumuló un incremento de 268.68 por ciento en 12 meses.

Para el caso de la plata, el metal precioso alcanzó un máximo histórico, en esa época de 49.45 dólares por onza el 18 de Enero de 1980, fecha en la que mostró un incremento de 12 meses de 696.42 por ciento.

No obstante, su mayor crecimiento histórico en 12 meses fue el 15 de Enero de ese mismo año cuando su precio incrementó en 708.01 por ciento.

Finalmente, el ciclo más reciente comenzó a finales de 1990 debido a la creciente demanda de economías emergentes, principalmente de China.

Hay que recordar que a inicios del 2000 China entró en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y comenzó el proceso de modernización de su economía.

Aunque el ciclo fue interrumpido con la crisis financiera de 2008, China comenzó con un programa de estímulos masivos, lo que restableció la demanda por commodities.

Este último ciclo finalizó hasta 2014, cuando el exceso de oferta de petróleo puso fin a la tendencia al alza.

En este periodo, todos los commodities alcanzaron máximos históricos y en los metales preciosos, el oro alcanzó un precio de 1,921.18 dólares por onza, el 6 de Septiembre del 2011, mientras que la plata tocó un máximo de 49.8044 dólares el 25 de Abril del 2011.

Asimismo, el paladio tocó un máximo de 1,125 el 11 de Enero del 2001 y el platino alcanzó los 2,300 dólares por onza el 4 de Marzo del 2008.

Para el caso del oro, platino y paladio, los mayores incrementos en 12 meses se dieron durante la primera parte del superciclo, el oro aumentó 70.03 por ciento al 13 de Mayo del 2006, mientras que la plata mostró un aumentó de 166.50 por ciento al 27 de Abril del 2011.

El platino aumentó 92.84 por ciento al 4 de Marzo del 2008 y el paladio aumentó 154.89 por ciento al 8 de Enero del 2000.

En cuanto a los energéticos, el WTI y Brent alcanzaron máximos históricos durante la primera parte del superciclo, justo durante la crisis del 2008.

El WTI y Brent alcanzaron máximos históricos de 147.27 y 147.50 dólares por barril, respectivamente, el 7 de Noviembre del 2008.

En este superciclo los mayores incrementos anuales se dieron al inicio, el WTI alcanzó un crecimiento de 159.56 por ciento en doce meses, al 29 de Febrero del 2000, mientras que el Brent mostró un crecimiento de 175.74 por ciento al 13 de Febrero del 2000.
 

Entre los metales industriales, el cobre, níquel, aluminio, zinc y acero alcanzaron máximos históricos de 10,179.50 (14/02/2011), 51,800 (09/05/07), 3,380.15 (11/07/08) 4,580 (10/11/2006) y 880 dólares por tonelada métrica (19/03/11), respectivamente.

En este superciclo, el níquel mostró un crecimiento en 12 meses de hasta 222.30 por ciento al 16 de Marzo del 2007, mientras para el caso del cobre se observó un crecimiento en 12 meses de 174.44 por ciento al 13 de Mayo del 2006.

Al 13 de mayo del 2006 el zinc mostró un crecimiento en 12 meses de 199.02 por ciento, mientras que el mayor crecimiento en 12 meses para el caso del aluminio y acero fue de 80.12 (12 de mayo del 2006) y 78.76 por ciento (14 de junio del 2010), respectivamente.

Para el caso de los productos agrícolas, la mayoría de los crecimientos anuales se dieron antes de la Gran Recesión, con el maíz creciendo 129.88 por ciento al 7 de marzo del 2008 y la soya mostrando un aumento 106.97 por ciento al 3 de febrero del 2008.

No obstante, los máximos anuales los alcanzó tras la crisis, maíz el alcanzó un máximo histórico de 8.49 dólares por bushel (10 de Agosto del 2012) y la soya alcanzó un máximo de 17.89 dólares por bushel (4 de Septiembre del 2012).

Para el caso del trigo, el grano alcanzó un máximo histórico de 13.49 dólares por bushel el 17 de Febrero del 2008), mientras que mostró su mayor incremento en 12 meses al 3 de Noviembre del 2008 de 172.44 por ciento.

De acuerdo con el Banco de Canadá, un superciclo suele “coincidir con periodos de rápida industrialización en la economía global”.

Las condiciones que vemos en el mercado nos sitúan en un escenario perfecto para el inicio de un nuevo superciclo. De hecho, el aumento en los precios de las materias primas, se ha dado por cinco razones.

El debilitamiento del dólar estadounidense. Las políticas monetarias acomodaticias de la Reserva Federal y los principales bancos centrales han favorecido la demanda por commodities, pues los hacen más atractivos como activos de inversión.

Mientras tanto, el debilitamiento del dólar hace que las materias primas sean más accesibles para inversionistas que tienen otras divisas.

La excesiva liquidez, ante las políticas fiscales expansivas a nivel global, que busca mitigar los efectos negativos que trajo consigo la pandemia del coronavirus y reactivar la actividad económica. Los estímulos fiscales han aumentado el consumo de las familias, impulsando la industria y reactivando la manufactura.

Las expectativas de una fuerte recuperación económica tras la pandemia, lo que ha traído consigo presiones inflacionarias que, a su vez, han aumentado la expectativa de una mayor demanda por commodities, a pesar que la Reserva Federal considera que dichas presiones son transitorias.

Los commodities son utilizados para la diversificación de riesgos y ayudan a mitigar posibles pérdidas en otros mercados financieros.

La escasez de materias primas, ante la falta de inversión que se intensificó con la pandemia del coronavirus, puesto que las empresas tuvieron que limitar su gasto en capitales.

Asimismo, se observó una menor producción ante las medidas de confinamiento en la temporada más álgida de la pandemia, que trajo consigo problemas en las cadenas de producción.

Para el caso de los commodities agrícolas, se ha dado escasez debido a las condiciones climáticas poco favorables que han causado daños en las cosechas.

Una nueva tendencia en políticas que favorecen al medio ambiente, con la revolución industrial verde.

Como parte de sus programas post coronavirus, países como Estados Unidos, Reino Unido, China y la Unión Europea han prometido la inversión para la transición hacia una baja emisión de carbono.

Al mismo tiempo, se espera que la flota de vehículos de pasajeros a vehículos eléctricos se acelere. Esto será un impulso masivo y duradero para la demanda por materias primas, especialmente de cobre y acero para favorecer las infraestructuras de electrificación, así como la demanda de aluminio, níquel, cobalto, entre otros, para vehículos eléctricos.

Los últimos dos puntos son principalmente ciertos para el caso de los metales industriales, sobre todo para el caso del cobre y níquel, metales cuya oferta y demanda se encuentran estrechamente equilibradas y que, en el largo plazo podrían mostrar escasez.

Aunque por lo pronto podría decirse que es demasiado rápido para saber si estamos o no al inicio de un superciclo, lo cierto es que el mercado de commodities se está comportando como lo ha hecho en estos periodos.

Hay que mencionar que, existen commodities que han alcanzado máximos históricos, mientras que la gran mayoría muestran incrementos en sus precios durante los últimos 12 meses superiores al 50 por ciento. 

Entre los commodities que han alcanzado nuevos máximos históricos se encuentran el paladio, acero, madera y canola (3,018.81 dólares por onza, 1,520 dólares por tonelada métrica, 1,733.50 dólares por dólares por 1000 pie tabla y 584 euros por tonelada métrica, respectivamente).

Por su parte, entre los commodities que muestran incrementos superiores al 50 por ciento durante los últimos 12 meses se encuentran, el paladio (54.67 por ciento), el algodón (54.95 por ciento), el platino (61.49 por ciento), la canola (65.02 por ciento), el aluminio (68.35 por ciento), la plata (78.33 por ciento), el azúcar (78.85 por ciento), la carne de cerdo (84.45 por ciento), la soya (88.86 por ciento), el cobre (100.02 por ciento), el etanol (110.62 por ciento), el maíz (127.32 por ciento), la gasolina (131.67 por ciento), el brent (131.72 por ciento), el aceite de soya (144.81 por ciento), el WTI (170.63 por ciento), la mezcla mexicana de exportación (196.34 por ciento), el acero (221.14 por ciento) y la madera (336.55 por ciento).

La subida de los precios de los commodities acabará por aumentar la oferta en los próximos años, aunque hay que recordar que, a diferencia de otros productos, aumentar la frontera de posibilidad de producción de las materias primas es un proceso lento.

Por este motivo se espera que los precios se mantengan elevados hasta que la oferta llegue a un equilibrio con la demanda.

Se podrían observarse presiones adicionales en precios de metales industriales que están estrechamente vinculados con la infraestructura de energías más limpias.

Para el caso de los productos agrícolas, las condiciones climáticas han sido muy desfavorables para su crecimiento, con sequías y heladas a nivel global que han dañado los cultivos, disminuyendo los suministros.

Se espera que al menos este año continúen aumentando los precios de los commodities, lo cual para el caso de México es particularmente preocupante, sobretodo por el precio del maíz que es parte de la canasta básica.

Gabriela Siller Pagaza
Economista en jefe
Banco BASE

Por Miguel Ramirez

Nacido en la CDMX, egresado de la FCP y S de la UNAM. Inicie en 1992 en periodismo tecnológico y después migré a la parte económica y financiera. Aficionado a la NFL y vaquero de corazón. Otros deportes son el Basquet (Knicks), Tenis; fut de Champions League...