El paquete económico propuesto para el año 2022 es optimista con algunos avances en materia tributaria y asignación de gasto, sin impulsar la reactivación económica de manera extraordinaria para alcanzar los niveles deficientes niveles de crecimiento previos a la pandemia, señaló el sector privado.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) consideró que la propuesta económica del gobierno federal presenta una recuperación apresurada, en un escenario en el que se tienen varios indicadores importantes que alcanzan o se acercan a sus niveles previos al brote de la pandemia.
El CEESP indicó que la evolución reciente de diversos indicadores económicos, que hasta meses recientes permitía prever una recuperación más sólida, apunta a una desaceleración y parece afectar ya los niveles de confianza.
Especificó que después de una modesta recuperación en los primeros meses del año, en Junio los principales indicadores mostraron señales de fragilidad. El índice general de la actividad económica (IGAE) cayó 0.9 por ciento respecto al mes anterior después de tres meses al alza, la producción industrial se redujo en 0.5 por ciento y la inversión y el consumo declinaron 1.8 por ciento y 0.8 por ciento en ese mes.
Más allá del optimismo subyacente del escenario de la economía, actualmente no se perciben desequilibrios que puedan generar problemas graves a nivel agregado desde el punto de vista macroeconómico, destacó el CEESP.
El Paquete 2022 prevé que los ingresos totales aumenten 1.3 por ciento respecto al cierre estimado de 2021, aunque en el discurso se ha enfatizado un aumento de 7.5 por ciento respecto a lo previsto en la Ley de Ingresos (LIF) para ese año.
En suma, el paquete económico 2022 tiene algunos aspectos positivos como la simplificación fiscal y el fortalecimiento de la fiscalización, siempre y cuando estén en los causes de la Ley, así como los mayores gastos para Salud e inversión física pública.
No obstante, en lo general el presupuesto mentiene el privilegio a las políticas que el gobierno se fijó desde un principio, que en algunos casos han probado ya su ineficiencia y en otros no tienen prueba de su rentabilidad social, más no atiende de manera suficiente las necesidades más apremiantes agudizadas por la reducción del PIB desde 2019 y por la pandemia, concluyó el CEESP.