Los reporteros hacen negocio de los reporteros, a pesar de que hay una crisis de ingresos y empleo en el sector de medios de comunicación tradicional y emergentes por la tecnología en línea y las redes sociales.
Una muestra es la pasada fiesta del 29 de Noviembre en la que con bombos, aplausos y gritos fueron entregadas las preseas Libertad de Expresión Ricardo Rocha 2024 a los periodistas Ciro Gómez Leyva, —quien viajó un fin de semana de la Madre Patria (España) hasta su amada Ciudad de México—, así como a Carlos Loret de Mola, el conductor de noticias de Latinus.
Otros galardonados, como los presumió El Universal, fueron los columnistas Héctor de Mauleón y Azucena Uresti. Mientras que Imagen Televisión realizó un despliegue de cámaras para mostrar cómo les daban los premios a sus periodistas como Ivonne Melgar y Ciro Gómez Leyva.
A ese despliegue se sumó la Comisión Nacional de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM), quien felicitó a los 10 periodistas galardonados con la presea Ricardo Rocha Libertad de Expresión 2024 por su trayectoria.
En la lista de periodistas premiados están Sara Pablo, quien le tocó estar en las buenas y en las malas de Andrés Manuel López Obrador. También fueron reconocidos Dora Jordá, Ana Cistina Peláez, Noel Alvarado y Juan Manuel Rentería.
Alguien les habrá dicho a los multipremiados que muchos de sus otros colegas tuvieron que pagar mil pesos para ver cómo recibían la presea Ricardo Rocha Libertad de Expresión, después de recibir un menú caliente y unas canciones de grupos musicales.
Nos cuentan que esa posada en el pasado se realizaba en el Campo Marte, pero desde la llegada de la Cuarta Transformación un grupo de periodistas como Rafael Flores y Martín Takagui, al quedar en las filas del desempleo encontraron un gran negocio en esa fiesta de los #Reporteros2024.
Muchos de los acostumbrados a la asistencia para celebrar el oficio-profesión de reportero se quejaron por el aumento del boleto que inicialmente se pagaba en 500 pesos y de los que muchos quedaron decepcionados por el pésimo servicio e incumplimiento de lo prometido por los organizadores a los que sólo les interesa lucrar sin cumplir lo estipulado en el convivio de colegas, que muchos viven una situación económica precaria.