La ratificación del T-MEC por parte de México es una buena noticia para el desarrollo de una economía competitiva, aunque las modificaciones no beneficien a México, por lo que se requieren políticas públicas efectivas del gobierno para obtener los beneficios del nuevo acuerdo trilateral, afirmó el sector privado.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) reiteró que la nueva aprobación del acuerdo comercial entre Estados Unidos, Canadá y México “es una buena noticia para el país que provee de certidumbre para la inversión y los negocios en México”.
Destacó que en su mayoría, dichos cambios elevan los beneficios del tratado para intereses de grupos políticos determinados de Estados Unidos afines al partido demócrata.
Asimismo, “la mayor parte de los cambios respecto a la versión previa del T-MEC operan en contra de la competitividad de los productos mexicanos, al menos en el corto plazo”, enfatizó el sector privado.
Las modificaciones se concentran en los temas de protección al medio ambiente, protección de datos para medicamentos biológicos, protección de derechos laborales, vigilancia del cumplimiento de las disciplinas y refuerzo de algunas reglas de origen en favor de la región.
En el nuevo acuerdo se utilizan de paneles para dirimir las controversias que puedan surgir en materia laboral. El mecanismo acordado da el derecho a empresas de Estados Unidos de acusar violaciones y la carga de la prueba queda del lado de México, todo sujeto a reglas que proveen protección frente a demandas arbitrarias y sin fundamento.
Por el lado de las reglas de origen, el acuerdo quedó en elevar a 70 por ciento el contenido regional de acero en las exportaciones industriales para dentro de 7 años y revisar en diez años la regla para el aluminio.
Esta modificación se suma a las restricciones ya previamente incluidas en el T-MEC de regla de origen regional para el 70 por ciento de los automóviles y partes y el requisito de que el 40 por ciento del empleo incluido en las exportaciones del sector de autos y autopartes se pague a 16 dólares la hora, más del doble de lo que se paga actualmente en promedio en autos y 4 veces en partes.
Todas estas reglas disminuyen de entrada la competitividad del sector automotriz mexicano respecto al TLCAN, aunque en el largo plazo podrían desarrollarse nacionalmente las capacidades para recobrarla, consideró el CEESP.
Por el lado de la protección de propiedad intelectual de los medicamentos biológicos México se beneficia ya que se elimina la protección de las patentes por 10 años como estaba en la versión previa.
“México ha tenido que ceder un terreno considerable para que Estados Unidos ratifique el T-MEC, pero debe reiterarse que el riesgo de no hacerlo era enorme para la economía. En ese sentido, cabe insistir en que la aprobación del nuevo TMEC es una buena noticia para el país”, destacó el CEESP.
Se anticipa que una vez en vigor, el tratado tendrá un efecto significativo en el crecimiento de la economía y mejoras en el empleo.
Sin embargo, para recuperar el crecimiento y elevar los estándares de vida en el mediano y largo plazos se necesita más que el acuerdo comercial, ya que se requieren de otros factores que permitan la modernización de la economía, a fin de que sea posible aprovechar plenamente las oportunidades que se presentan.
En el pasado las reformas que se requerían para tomar ventaja plena del tratado o no se hicieron o quedaron incompletas, señaló el CEESP.
Consideró que pudo ser por al aparente éxito temprano del TLCAN, ya que poco después de su aprobación la economía crecía al 5 por ciento anual en promedio entre 1996 y 2000.
Ahora, después de la aprobación y entrada en vigor del acuerdo es imprescindible que la política pública se concentre en generar las condiciones para que la economía sea capaz de aprovechar todas las ventajas del tratado; para lograr una convergencia hacia las del emprendimiento y la toma de riesgos de nuevos actores, lo que ha probado ser un elemento clave para la innovación en economías avanzadas.
Se necesita “mejor infraestructura pública, ya que es escasa y antigua; las carreteras públicas están en muy mal estado y son muy peligrosas, por lo que el costo de transporte es elevado; mejor regulación en los tres niveles de gobierno, que sea la adecuada para fines claros y que no eleve innecesariamente la tramitología y urgentes estrategias claras para el combate a la inseguridad y la corrupción”.
Apuntó el CEESP tener en consideración la lección aprendida del pasado al no realizar los cambios que limitaron un mejor desempeño de economía, aún con un acuerdo comercial novedoso y hasta icónico en su momento.
“Hasta hoy la mayoría de las decisiones tomadas por el nuevo gobierno no parecen apuntar en esa dirección, pero la oportunidad de echar a andar políticas para elevar la productividad, la inclusión y reducir los costos de la economía se presentan ahora” señaló el sector privado.