El Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero (CESF) señaló que las presiones inflacionarias podrían prolongarse más con las consecuencias para el mercado interno con menor consumo y niveles de inversión.
Señaló que el sistema financiero mexicano se encuentra saludable por sus niveles de capitalización y que los impactos de sistemas bancarios externos no han tenido gran repercusión en los bancos mexicanos.
En cuanto a los Intermediarios Financieros No Bancarios (IFNB), algunas instituciones han enfrentado dificultades asociadas al encarecimiento y menor disponibilidad de sus fuentes de fondeo.
Enfatizó que no se descartan que dichas dificultades pudieran extenderse a otros intermediarios, cabe señalar que este sector tiene una participación pequeña y está relativamente poco interconectado con el sistema financiero en su conjunto, por lo que dicha situación no representa un riesgo de alcance potencialmente sistémico.
Destacó el CESF que los resultados de las pruebas de estrés para varios intermediarios, quedaron reflejados en el décimo tercer informe sobre el estado que guarda la estabilidad financiera del país, el cual fue aprobado por el Consejo en esta fecha y será publicado próximamente.
El Consejo también tomó conocimiento de la exposición del sector externo en activos denominados en pesos. Dicha exposición diminuyó y los riesgos asociados a la misma se mantienen contenidos.
Agregó que en México, en línea con lo observado a nivel global, los mercados financieros nacionales mostraron un comportamiento mixto y con episodios de volatilidad, reflejaron el ambiente de mayor incertidumbre y aversión al riesgo.
Destacó que el peso mexicano siguió con resiliencia, aunque con cierta volatilidad y las tasas de interés para todos los plazos aumentaron de manera moderada y que Pemex mantiene el grado de inversión sin visos de deterioro.
En el ámbito interno, la actividad económica nacional mantiene un ritmo moderado de crecimiento y en lo sucesivo persiste el riesgo de un mayor debilitamiento de la demanda interna, tanto por el consumo como por la inversión, así como menor dinamismo de las exportaciones por el entorno económico internacional.
Advirtió que en el entorno global persisten riesgos para la estabilidad financiera y podría volver la incertidumbre sobre el desempeño del sector bancario en algunas economías avanzadas, con el potencial de generar mayor volatilidad en los mercados financieros globales.
Asimismo, existe el riesgo de que se prolonguen las presiones inflacionarias, que se presente un agravamiento de las tensiones geopolíticas y que las condiciones financieras sean más complicadas, con las posibles implicaciones que esto tendría para los mercados nacionales.
Agregó que la actividad económica mundial continúa con cierta recuperación, pero en 2023 las perspectivas apuntan a una desaceleración en el ritmo de crecimiento.
La inflación global disminuyó ante menores presiones en los precios de alimentos y energéticos, aunque en algunas economías esta disminución fue menor a la anticipada, y dicha variable se mantiene en niveles elevados.
En este contexto, los bancos centrales de diversas jurisdicciones continuaron aumentando sus tasas de referencia, si bien en algunos casos a un menor ritmo.
Por su parte, los mercados financieros a nivel global han experimentado un ambiente de alta volatilidad e incertidumbre, en parte asociado a las dificultades que presentaron algunas instituciones del sector bancario de países desarrollados.
Así, las previsiones sobre la política monetaria en las principales economías avanzadas presentaron un alto grado de incertidumbre en semanas recientes, ante las cifras resilientes de la actividad y el empleo, por una parte, y, por la otra, las preocupaciones sobre sus sistemas bancarios.
Finalmente, indicó que persiste el riesgo de que el proceso de recuperación de la economía mundial se vea rezagado por una desaceleración mayor a la anticipada.