La precarización del empleo que se vive desde finales del sexenio pasado se agudiza con las consecuencias del contingencia sanitaria y las decisiones gubernamentales que generan incertidumbre jurídica para las inversiones realizadas en diferentes sectores de la vida productiva del país, señaló el sector privado.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) apuntó que el continuo debilitamiento del crecimiento de la economía y crisis sanitaria han ocasionado un severo aumento en la precariedad del mercado laboral.
La ausencia de un ambiente idóneo como incentivo para que las empresas incrementen sus niveles de inversión ha inhibido la posibilidad de una mayor creación de empleos de calidad.
Las cifras del Inegi en el primer trimestre indican que, por nivel de ingreso, la población ocupada con ingresos hasta por dos salarios mínimos aumento en 4.5 millones de personas, mientras que el universo que recibe más de tres salarios mínimos se redujo en 2.2 millones de personas.
La población ocupada del país se mantuvo al alza a pesar del debilitamiento de la actividad económica, pero no refleja la calidad del empleo.
De acuerdo con la ENOE, la población ocupada creció en 1.2 millones de personas en el primer trimestre respecto al mismo lapso del año pasado; de la que el 66 por ciento consiguió un empleo con acceso a seguridad social, lo que puede reflejar la disposición de las empresas a estimular la formalidad o un mayor nivel de fiscalización de las autoridades laborales.
Otro indicio de la precarización del empleo es el incremento de la población ocupada que aumentó en 1.2 millones de personas durante el último año, mientras que la subocupación (población que tiene la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual le permite) lo hizo en un millón, con lo que representó el 8.5 por ciento de la población ocupada, su nivel más alto desde 2015, y que seguramente se relaciona con el importante aumento del empleo con menores ingresos.
El CEESP apuntó que la posibilidad de crear nuevos puestos de trabajo se redujo propiciando un mayor nivel de desempleo, y que la mayoría de los que perdieron su empleo decidieran dejar de buscar, al considerar que tienen pocas posibilidades de encontrarlo.
“Ya por sí mismo el debilitamiento de la actividad económica, resultado, principalmente de factores internos ante erráticas decisiones de política económica, y de posiciones políticas más de polarización que de cooperación, deterioró significativamente las condiciones del mercado de trabajo”, enfatizó el CEESP
En este contexto, es cada vez más urgente lograr un ambiente que facilite y estimule la inversión productiva, especialmente la del sector privado, que es la principal fuente de crecimiento y generación de empleos, pues los obstáculos a propuestas o proyectos del sector privado con impacto en crecimiento sostenible, empleo y bienestar solo contribuyen a perpetuar la pobreza, afirmó el CEESP.
Si las autoridades polarizan el entorno social y económico, elevan más los niveles de incertidumbre por el continuo cambio en las reglas del juego, lo que complica mantener el grado de inversión en los siguientes dos años, advirtió el sector privado.