El sector energético de México enfrenta riesgos para la confianza empresarial, debido tanto a la nueva política gubernamental, –que cambiaría a Petróleos Mexicanos (PEMEX) hacia la refinación y la alejaría de la producción de petróleo–, como a una propuesta para colocar la regulación energética bajo la supervisión del Ministerio de Energía Federal.
Con la nueva Administración, México está frente a una gran incertidumbre, advirtió Nymia Almeida, Vicepresidenta senior de Moody’s Investors Service, al enfatizar que la política energética del nuevo Gobierno en México se centrará más en la autosuficiencia de combustible.
“Una agenda que amenaza con cambiar a la petrolera nacional PEMEX hacia la refinación, lo que comprometería su calidad crediticia independiente y, por extensión, los ingresos de México provenientes de la producción de energía”.
Además, la especialista enfatizó que la colocación de los reguladores de energía de México bajo la supervisión del Ministerio Federal de Energía (Secretaría de Energía), erosionaría aún más la confianza empresarial en el sector energético de nuestro país.
Al indicar que el nuevo Gobierno ya ha señalado que comprende la importancia tanto de PEMEX como de la producción de petróleo, Almeida recordó que en el Presupuesto Federal se anunció que en 2019 el Gobierno destinaría 25 mil millones de pesos a la Secretaría de Energía para que dichos recursos fueran inyectados a capital de PEMEX, lo que implica una disminución de mil 300 millones de pesos.
Dijo que a pesar de la señal de un apoyo gubernamental muy alto, la posible adición de unos 5 mil 600 millones en deuda, además de otros 4 mil 400 millones que vencen en este 2019 que inicia, hace que sea crucial que PEMEX mantenga el acceso a los mercados internacionales de capital, pues este año, los significativos gastos operativos harán que a PEMEX le resulte más difícil estabilizar la producción y las reservas de crudo.
“Si bien nuestra calificación de grado de inversión para PEMEX supone un apoyo implícito muy alto por parte del Gobierno mexicano, la visión nacionalista del presidente Andrés Manuel López Obrador para el sector energético de México implica tanto un mayor control estatal, como mayores límites para la participación privada en el sector petrolero de México, lo que implica un alejamiento radical de la Reforma Energética del 2013”, enfatizó.
Asimismo reiteró la advertencia de que la propuesta del Congreso para colocar a los reguladores de petróleo y electricidad de México bajo la supervisión del Ministerio Federal de Energía, pondría fin a su independencia política.
“Una menor autonomía regulatoria, transparencia e imparcialidad, reducirían el apetito por la inversión privada en los sectores del petróleo y de la energía en México, lo que a su vez podría aumentar la ya alta dependencia del país en el combustible importado, el gas natural y, eventualmente, también el petróleo.
“PEMEX necesita esa inversión hoy, ya que su producción de petróleo y su vida útil de reserva han disminuido en los últimos 15 años”, subrayó la especialista.
En este contexto reconoció que desde 2016, la eficiencia de PEMEX ha mejorado ligeramente, mientras que la liquidez se ha fortalecido y PEMEX ha disminuido las adiciones a su deuda, “pero la compañía no está obteniendo dinero después de los costos de capital y el reemplazo de reservas, y aún registra pérdidas en la refinación”.
Además, “PEMEX también le paga al Gobierno Federal el 70% de su EBITDA, lo que restringe su inversión de capital”, enfatizó.
Asimismo alertó que una nueva decisión del Gobierno de limitar los precios del combustible o cambiar hacia una mayor refinación del combustible debilitaría la calidad crediticia de PEMEX, convirtiendo a México de un exportador de crudo a un exportador de combustible de menor margen.
“Las metas del Gobierno sugieren que la capacidad de refinación de combustible de México excedería su producción de crudo para el 2021, que PEMEX probablemente no puede aumentar significativamente, debido a disminuciones naturales e insuficiente capital, incluso con el gran compromiso del Gobierno con la inversión en el sector de Energía y Petróleo en 2019.
“Para ayudar a que México sea autosuficiente en combustible, especialmente gasolina, el presidente López Obrador propuso gastar unos 10 mil millones o más para ampliar la capacidad de refinación de PEMEX en más del 20%, pero hacerlo convertiría a México en un importador neto de petróleo, sin una visión clara sobre si PEMEX o el Gobierno pagarían por el impulso de refinación”.
Almeida indicó que hoy en día, México tiene suficiente acceso al mercado para pedir dinero prestado, y puede elegir si respaldar a PEMEX o instala un nuevo modelo de energía, “pero su decisión afectará sus indicadores de deuda y, en última instancia, la calificación de PEMEX.
“Dado que el efectivo disponible del nuevo Gobierno no será suficiente para cubrir sus ambiciones de refinación, el esfuerzo obligaría al Gobierno o a PEMEX a pedir préstamos en 2019 y posiblemente a comenzar cada vez más en 2020. Cualquier rebaja soberana no significaría automáticamente una rebaja de PEMEX, pero sí la hace más probable”, concluyó.