En el año el peso mexicano se apreció 55 centavos o 2.8 por ciento, cotizó 19.10 pesos por dólar, una de las pocas divisas que ganan terreno frente al dólar.
Asimismo, durante Octubre el tipo de cambio peso-dólar mostró una volatilidad de 6.2 por ciento, se ubicó entre las menores tasas de volatilidad de los últimos 166 meses.
Al revisar los flujos de entrada y salida de capitales de México, tanto de la cuenta corriente como de la cuenta financiera, al interior de la balanza de pagos, se observa que pueden haber respaldado la apreciación y la baja volatilidad del peso.
Al 30 de Octubre, la tenencia de valores gubernamentales por extranjeros muestra una disminución de 61 mil 411.06 millones de pesos (mdp), que a un tipo de cambio promedio de 19.25 pesos por dólar, equivalen a 3 mil 190.2 millones de dólares (mdd).
Por su parte, la posición de no residentes en títulos de renta variable suma un flujo positivo de 2 mil 284.6 mdd al fin de mes pasado. Si se suman las dos cantidades anteriores, se encuentra que se ha dado una salida neta de capitales de México alrededor de 905 mdd.
En contraste, en la cuenta corriente, al tercer trimestre, destaca que la balanza comercial ha sido superavitaria en 2 mil 687.03 mdd, como resultado de un menor crecimiento de las importaciones de bienes de uso intermedio, las cuales han crecido a una tasa anual de 2.18 por ciento (por debajo de la tasa de 8.55 por ciento en 2018), mientras que las importaciones de bienes de capital muestran una caída anual de 8.99 por ciento (luego de crecer 11.64 por ciento en 2018).
El menor crecimiento de las importaciones de bienes de uso intermedio es consistente con la desaceleración de la actividad industrial, mientras que la caída de las importaciones de bienes de capital es consistente con la caída de la inversión.
Así, el superávit de la balanza comercial y los flujos positivos hacia el mercado de capitales logran compensar la salida de posiciones de inversión por parte de extranjeros en el mercado de deuda.
A pesar de que los fundamentales económicos han “apoyado” la apreciación del peso, se encuentran en una posición delicada, ya que si los inversionistas a nivel internacional perciben que la actividad económica de México no mejorará o que existen riesgos importantes, los que podrían decidir sacar más rápidamente los capitales, con lo cual la salida de dólares del país no podría ser compensada con el superávit actual de la balanza comercial y se depreciaría el peso.
En el tercer trimestre del año se concentró el 72 por ciento de la salida de capitales del mercado de deuda (cerca de 2 mil 284.6 mdd).
Asimismo, en el mercado accionario, la posición de no residentes en títulos de renta variable se redujo en el tercer trimestre, en 181.2 mdd.
Finalmente, en septiembre se comenzó a observar un déficit de la balanza comercial por 116 millones de dólares, pues una menor tasa de crecimiento de las importaciones de bienes intermedios generalmente está seguida de una menor tasa de crecimiento de las exportaciones manufactureras, tal como ocurrió.
El superávit de la cuenta corriente en el último trimestre podría reducirse o incluso desaparecer, lo que representa un reto para la estabilidad del tipo de cambio en el siguiente año.
Por otro lado, la tasa de interés real en México se ha ubicado cerca de 4.5por ciento en el año (tomando en cuenta la TIIE a 28 días y la tasa interanual de inflación). Esta tasa de interés real se ha elevado en la medida que la tasa de inflación disminuía hacia el objetivo del 3 por ciento.
A pesar de que Banco de México ya ha recortado en dos ocasiones la tasa de interés objetivo en 25 puntos base cada una, se espera que continúen los recortes, pues la tasa de interés no corresponde al nivel de crecimiento de la economía mexicana ni a la inflación.
Los bancos centrales con una política monetaria funcional, México es de los países con la mayor tasa de interés. Incluso países como Rusia, Sudáfrica y la India mantienen tasas de interés menores con tasas de inflación cerca o por arriba del 4 por ciento.
Gabriela Siller Pagaza