El Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo su proyección de crecimiento económico para México a 2.1% en 2019 y 2.2% en 2020, debido a factores como la incertidumbre acerca del programa de políticas del nuevo Gobierno y una disminución de la inversión privada.

En la actualización de sus “Perspectivas de la Economía Mundial” —World Economic Outlook (WEO)–, el organismo financiero internacional disminuyó dichas estimaciones en 0.4 y 0.5 puntos con relación a sus proyecciones dadas a conocer en Octubre de 2018.

Asimismo, al destacar un debilitamiento de la economía mundial, indicó que el año pasado México habrá crecido 2.1%, en tanto que la expansión global fue estimada en 3.7%, conforme a lo pronosticado en la edición de Octubre del WEO, pese al desempeño más flojo de algunas economías, particularmente en Europa y Asia.

“Se proyecta que la economía mundial crezca 3.5% en 2019 y 3.6% en 2020, es decir, 0.2 y 0.1 puntos porcentuales menos que lo proyectado en Octubre pasado. (…), en parte a raíz de los efectos negativos de los aumentos de aranceles introducidos en Estados Unidos (EU) y China previamente en el año (2018)”.

El FMI detalló que la revisión adicional a la baja desde el penúltimo mes del año pasado refleja las consecuencias de una moderación del ímpetu en el segundo semestre de ese año.

Como ejemplo señaló a Alemania, tras la adopción de nuevas normas sobre emisiones para vehículos de combustión, e Italia, donde las preocupaciones en torno a los riesgos soberanos y financieros han constituido un lastre para la demanda interna.

Sin embargo, dijo que también obedece a un debilitamiento de la actitud de los mercados financieros y a una contracción en Turquía, que ahora se proyecta que será más profunda de lo previsto.

Reiteró que el crecimiento mundial se desacelerará en 2019, y que para 2018 se estima un crecimiento mundial de 3.7%, tal como se indicó el pasado mes de Octubre, pero ante las señales de una desaceleración en el segundo semestre de 2018, varias economías han sufrido revisiones a la baja.

Advirtió que la debilidad observada en el segundo semestre de 2018 persistirá en los próximos trimestres, por lo que se proyecta que el crecimiento mundial disminuya a 3.5% en 2019, para después repuntar ligeramente a 3.6% en 2020 (0.2 y 0.1 puntos porcentuales, respectivamente, por debajo de lo previsto en el informe WEO anterior).

Explicó que esta tendencia de crecimiento obedece a una reducción sostenida de la tasa de crecimiento de las economías avanzadas, partiendo de niveles superiores a la tendencia —a un ritmo más rápido de lo previsto—, y a una desaceleración temporal de la tasa de crecimiento de las economías de mercados emergentes y en desarrollo en 2019, debido a contracciones en Argentina y Turquía y al impacto de las medidas comerciales en China y otras economías asiáticas.

Concretamente se proyecta que el crecimiento en las economías avanzadas se desacelere de una tasa estimada de 2.3% en 2018 a 2.0% en 2019 y 1.7% en 2020.

Esta tasa de crecimiento estimada para 2018 y la proyección para 2019 son 0.1 puntos porcentuales más bajas que las señaladas en el informe WEO de Octubre de 2018, debido principalmente a revisiones a la baja en la zona del euro.

Se prevé que el crecimiento en dicha área se modere de 1.8% en 2018 a 1.6% en 2019 (0.3 puntos menos que lo proyectado en Octubre pasado) y 1.7% en 2020.

Insistió en que las tasas de crecimiento han sufrido revisiones a la baja en muchas economías, en particular Alemania (debido a un flojo consumo privado, una débil producción industrial tras la introducción de nuevas normas sobre emisiones para vehículos y una moderada demanda externa).

También en Italia (debido a una débil demanda interna y el encarecimiento de los costos de endeudamiento, dado que los rendimientos soberanos permanecen en niveles elevados), y en Francia, (debido al impacto negativo de las protestas callejeras y las medidas industriales).

Asimismo dijo que hay mucha incertidumbre en torno a la proyección de base de que en 2019-20 el crecimiento en el Reino Unido sea de aproximadamente 1.5%.

La proyección no varía con respecto a la del informe WEO de Octubre de 2018, porque se considera que el efecto negativo de la prolongada incertidumbre con respecto al resultado del Brexit está compensado por el impacto positivo del estímulo fiscal anunciado en el presupuesto de 2019.

Esta proyección de base supone que se alcanza un acuerdo para el Brexit en 2019, y que el país se adapta gradualmente al nuevo régimen. Sin embargo, a mediados de Enero, la forma definitiva del Brexit sigue siendo muy incierta.

Crecimiento en EU

En cuanto al pronóstico de crecimiento para EU, señaló que tampoco ha sufrido modificaciones, ya que se prevé que disminuya a 2.5% en 2019 y posteriormente a 1.8% en 2020, conforme se repliegue el estímulo fiscal y la tasa de los fondos federales supere temporalmente la tasa de interés neutral.

Sin embargo, añadió que el ritmo de expansión proyectado es superior a la tasa de crecimiento potencial estimada para la economía estadounidense en ambos años.

Subrayó que un sólido crecimiento de la demanda interna propiciará el aumento de las importaciones y contribuirá a ampliar el déficit en cuenta corriente de EU.

Respecto a la economía de Japón indicó que crecerá 1.1% en 2019 (0.2 puntos porcentuales más que lo indicado en el informe WEO de Octubre), y que la revisión obedece principalmente al apoyo fiscal adicional que recibirá la economía este año, que incluye medidas para mitigar los efectos del aumento de la tasa del impuesto al consumo previsto para Octubre de 2019.

Se proyecta que el crecimiento en Japón se modere a 0.5% en 2020 (0.2 puntos porcentuales más que en el informe WEO de Octubre de 2018) tras la aplicación de las medidas de mitigación.

Para el grupo de las economías de mercados emergentes y en desarrollo se prevé que el crecimiento disminuya levemente a 4.5% en 2019 (de 4.6% en 2018), y posteriormente mejore a 4.9% en 2020. La proyección para 2019 es 0.2 puntos porcentuales menor que la del informe WEO de Octubre de 2018.

El FMI señaló que el crecimiento en las economías emergentes y en desarrollo de Asia descenderá de 6.5% en 2018 a 6.3% en 2019 y 6.4% en 2020.

Subrayó que a pesar del estímulo fiscal que neutraliza en parte el impacto de la subida de los aranceles de EU, la economía de China se desacelerará debido a la influencia combinada del necesario endurecimiento de las regulaciones financieras y las tensiones comerciales con EU.

Respecto a la economía de India, dijo que se enfila hacia un repunte en 2019, gracias a los precios más bajos del petróleo y a un ritmo de endurecimiento monetario más lento de lo previsto, al haber cedido las presiones inflacionarias.

Asimismo citó que aora se prevé que el crecimiento en las economías emergentes y en desarrollo de Europa en 2019 se debilite más de lo que se había previsto, a 0.7% (de 3.8% en 2018), pese a un crecimiento en general dinámico en Europa central y oriental, para luego recuperarse a 2.4% en 2020.

Las revisiones (1.3 puntos porcentuales en 2019 y 0.4 puntos porcentuales en 2020), obedecen a una importante contracción proyectada para 2019 y una recuperación más lenta en 2020 en Turquía, en medio de un endurecimiento de las políticas y un ajuste ante las condiciones de financiamiento externo más restrictivas.

América Latina

“En América Latina se proyecta que el crecimiento repunte en los próximos dos años, de 1.1% en 2018 a 2.0% en 2019 y 2.5% en 2020 (en ambos años, 0.2 puntos porcentuales menos de lo previsto).

“Las revisiones se deben a perspectivas de menor crecimiento en México en 2019–20, por una disminución de la inversión privada, y una contracción aún más severa de lo previsto en Venezuela”.

Destacó que los recortes se ven solo parcialmente neutralizados por una revisión al alza del pronóstico de 2019 para Brasil, donde se espera que continúe la recuperación gradual tras la recesión de 2015–16.

Agregó que la economía de Argentina se contraerá en 2019 a medida que las políticas más restrictivas con las que se busca reducir los desequilibrios frenen la demanda interna, previéndose un retorno al crecimiento en 2020.

Por otra parte previó que el crecimiento en la región de Oriente Medio, Norte de África, Afganistán y Pakistán se mantenga en un nivel moderado de 2.4% en 2019, para después repuntar a alrededor de 3% en 2020.

Múltiples factores pesan sobre las perspectivas de la región: un crecimiento flojo de la producción de petróleo que contrarresta la recuperación prevista de la actividad no petrolera (Arabia Saudita); endurecimiento de las condiciones de financiamiento (Pakistán); sanciones impuestas por EU (Irán), y, en varias economías, tensiones geopolíticas.

En África subsahariana se prevé que el crecimiento mejore de 2.9% en 2018 a 3.5% en 2019 y 3.6% en 2020. En ambos años la proyección es 0.3 puntos porcentuales inferior a la de Octubre pasado, debido a revisiones a la baja en Angola y Nigeria por la disminución de los precios del petróleo.

Las cifras generales para la región ocultan resultados muy diversos, ya que se prevé que un tercio de las economías subsaharianas crezcan más de 5% en 2019–20.

Se proyecta que la actividad en la Comunidad de Estados Independientes (CEI) se expanda aproximadamente 2.25% en 2019–20, o un poco menos de lo proyectado en el informe WEO de Octubre de 2018, ya que las expectativas con respecto a los precios del petróleo a corto plazo constituyen un lastre para las perspectivas de crecimiento de Rusia.

Riesgos para las perspectivas

El FMI anotó que los riesgos para las perspectivas mundiales tienen su origen principalmente en los resultados de las negociaciones comerciales y el rumbo que tomen las condiciones financieras en los próximos meses.

“Si los países resuelven sus diferencias sin levantar más barreras comerciales distorsionantes y si la actitud del mercado se recupera, una mayor confianza y condiciones financieras más favorables podrían reforzarse mutuamente y elevar el crecimiento por encima del pronóstico de base.

“No obstante, la balanza de riesgos continúa inclinada a la baja, como en el informe WEO de Octubre”, subrayó.

Tensiones comerciales

Asimismo señaló que la firma del Tratado de libre comercio entre México, EU y Canadá (T-MEC), el 30 de noviembre pasado, que reemplaza al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); el anuncio del 1 de diciembre por parte de EU y China de una “tregua” de 90 días para la subida de los aranceles, y la reducción anunciada de los aranceles aplicados por China a las importaciones de vehículos de EU son medidas que contribuyen a disminuir las fricciones comerciales.

Pero los resultados definitivos siguen estando sujetos a un proceso de negociación posiblemente espinoso en el caso de la disputa entre EU y China, y a procesos internos de ratificación en el caso del T-MEC.

“Por lo tanto, el comercio, la inversión y el producto a escala mundial siguen estando amenazados por la incertidumbre de las políticas y otras tensiones comerciales actuales.

“De no resolverse las diferencias y de materializarse el consiguiente aumento de las barreras arancelarias, aumentarían los costos de los bienes intermedios y de los bienes de capital importados, y los precios de los bienes finales para los consumidores”.

Aparte de estos impactos directos, la mayor incertidumbre en torno a las políticas comerciales y las preocupaciones por una intensificación del conflicto y las represalias perjudicarían la inversión empresarial, perturbarían las cadenas de abastecimiento y frenarían el crecimiento de la productividad.

El consiguiente deterioro de las perspectivas para la rentabilidad de las empresas podría perjudicar la actitud de los mercados financieros y moderar aún más el crecimiento, enfatizó.

Asimismo, señaló que además de la posibilidad de un recrudecimiento de las tensiones comerciales y un cambio más generalizado de la actitud de los mercados financieros, “otros factores que agudizan el riesgo a la baja para la inversión y el crecimiento mundiales son la incertidumbre acerca del programa de políticas de los nuevos Gobiernos, un cierre prolongado del Gobierno federal en EU, y tensiones geopolíticas en Oriente Medio y Asia oriental.

“Otros riesgos de carácter algo más lento son los efectos de amplio alcance del cambio climático y el constante deterioro de la confianza en las instituciones y los partidos políticos tradicionales”, puntualizó.