La administración entrante en México heredará una economía estable y resiliente, donde destacan finanzas públicas sanas gracias al proceso de consolidación fiscal llevado a cabo en los últimos dos años, el cual ha ayudado a revertir la tendencia creciente en la razón de deuda pública a PIB, y a ponerla en una trayectoria descendente, indicó el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En los resultados de la Consulta del Artículo IV para 2018 realizada por el Directorio Ejecutivo del FMI, el organismo financiero internacional destacó que el próximo gobierno coincide en que unas finanzas públicas sólidas, la estabilidad macroeconómica y una política monetaria independiente, “son pilares de la resiliencia de la economía mexicana frente a choques del exterior, e ingredientes clave para un crecimiento económico sostenible”.
En este contexto, el FMI redujo a 2.3% su estimación de crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB) para 2019, desde la proyección de 2.5% que había hecho apenas el mes pasado.
En la información dada a conocer por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y el Banco de México (Banxico), el FMI señaló que se espera que el crecimiento se acelere moderadamente en el corto plazo, para llegar a 2.1% en 2018, y 2.3% en 2019.
Agregó que el consumo privado sigue siendo el principal motor de la actividad económica, apoyado por las exportaciones manufactureras, y que a pesar de que la inversión privada ha mostrado cierto fortalecimiento en los últimos trimestres, “continúa restringida por la incertidumbre, incluyendo hasta hace poco, la relacionada con el futuro de las relaciones comerciales de México con Estados Unidos”.
Asimismo enfatizó que no obstante que la inflación general anual ha disminuido notablemente en el último año, recientemente registró un incremento acelerado, como resultado del alza en los energéticos, alcanzando 5% en septiembre.
Por otra parte subrayó que la administración entrante se ha comprometido a abordar los importantes desafíos que enfrenta México, entre ellos continuar con la consolidación fiscal, cerrar las brechas de cumplimiento tributario y abatir las ineficiencias en el gasto frente a las grandes necesidades de infraestructura y las presiones demográficas a largo plazo, y combatir la desigualdad y la pobreza.
En suma, el FMI enfatizó que las políticas y los sólidos marcos de política han ayudado a México a navegar por un entorno externo complejo, pero advirtió que la perseverancia con las reformas estructurales es fundamental para impulsar el crecimiento y reducir la pobreza y la desigualdad.
El organismo anticipó que el desempeño mejor a lo esperado que ha mostrado la recaudación de ingresos, –en parte debido a las mejoras en el cumplimiento de las obligaciones fiscales–, se compensará, en términos generales, con gastos no programables mayores a los presupuestados.
También dijo que se espera que la razón de deuda pública a PIB continúe disminuyendo, de 54.3 por ciento en 2017 a alrededor de 53 por ciento del PIB, apoyada en un superávit primario de 1.3 por ciento del PIB.
Recordó que Banxico restringió aún más su postura de política monetaria, aumentando el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día en tres ocasiones entre diciembre de 2017 y junio de 2018, de 7 a 7.75 por ciento, “en un entorno de sorpresas inflacionarias alcistas y un entorno externo e interno caracterizado por la incertidumbre”.
Anotó que la posición externa de México se mantiene ampliamente consistente con los fundamentos de mediano plazo, así como con un marco de políticas deseables, y que se prevé que el déficit de la cuenta corriente se mantenga sin cambio respecto al año pasado, y en el mediano plazo se amplíe ligeramente.
Destacó que de acuerdo con varios indicadores, el nivel de reservas internacionales es adecuado, mientras que la Línea de Crédito Flexible (LCF) continúa siendo un complemento efectivo para mitigar los riesgos.
“Sin embargo, la fuerte presencia de inversionistas extranjeros deja a México expuesto a un mayor riesgo asociado a una reversión de los flujos de capital y a primas de riesgo más elevadas”.
En el documento, la SHCP y Banxico indicaron que los Directores opinaron que, hacia adelante, el entorno económico global representa un desafío, “y subrayaron la necesidad de continuar aplicando un sólido manejo económico y perseverar en la agenda de reformas estructurales para impulsar el crecimiento, mejorar los niveles de vida, así como reducir la pobreza y la desigualdad.
“Señalaron que el actual esquema fiscal se fortalecería con la creación de un consejo fiscal apartidista, adecuadamente financiado y con un mandato formal que le permita evaluar de manera independiente la política fiscal, lo cual sumaría credibilidad a los planes de la nueva administración.
“Los Directores destacaron la necesidad de fortalecer la recaudación de ingresos no petroleros y advirtieron sobre no introducir exenciones fiscales ni tasas reducidas, ya que podrían crear distorsiones y erosionar la base impositiva”.
Consideraron que existe margen para aumentar los ingresos provenientes del Impuesto al valor Agregado (IVA) así como de impuestos al consumo de combustibles y fortalecer la administración tributaria, e igualmente recomendaron restringir el gasto corriente y mejorar la eficiencia del gasto para crear espacio para la muy necesitada inversión en infraestructura y para otras prioridades.
Subrayaron que fortalecer la situación financiera de Pemex es un requisito necesario para contemplar nuevas inversiones en materia de refinación; consideraron apropiada la actual postura de política monetaria, y hacia adelante alentaron al Banxico a permanecer prudente, vigilante y a actuar con base en el desempeño de los indicadores económicos.
Enfatizaron que “la tasa de referencia podría reducirse gradualmente una vez que la inflación se encuentre firmemente en una trayectoria descendente, las expectativas de inflación permanezcan bien ancladas y la incertidumbre disminuya”.
También señalaron que el tipo de cambio flexible debe seguir fungiendo como amortiguador clave para la economía mexicana.
Añadieron que el sector financiero se mantiene resiliente, pero apoyaron continuar con una estrecha vigilancia del mismo y destacaron que mejorar aún más el marco contra el lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo, continúa siendo una prioridad.
Los Directores destacaron la necesidad de revigorizar la agenda de reformas estructurales para impulsar el crecimiento y reducir la pobreza y la desigualdad, e instaron a las autoridades a instrumentar plenamente el Sistema Nacional Anticorrupción.
También solicitaron continuar con la reforma energética y la participación privada en los sectores de petróleo y gas para atraer las inversiones necesarias e impulsar la producción y el crecimiento, y puntualizaron que una mejor aplicación de las regulaciones del mercado laboral; la introducción de un seguro de desempleo; mejoras en el sistema de pensiones de contribución definida, y el fortalecimiento de la red de seguridad social, “podrían fomentar el empleo formal y ayudar a reducir los niveles de pobreza y desigualdad”.