Los espacios ciudadanos que surgieron para prevenir los fraudes en las redes como “Reporte de estafadores ” o “Lista negra de estafadores de México”, se han convertido en nuevas “minas de oro” para los delincuentes porque están invadidas por bots y estafadores.
La Product Manager de Klibu, Fátima Herrera, plataforma mexicana que ayuda a los usuarios a saber con quién hacen negocios para que tomen mejores decisiones, señala que los grupos en redes sociales nacieron con una intención positiva, ya que muchos de estos usuarios compran o venden productos a través de redes sociales, y gracias a esta actividad logran tener un ingreso extra para sus familias o incluso mantener un negocio.
“Además de estar en estos grupos, hemos visto a los estafadores y bots comentando en videos o posts donde las víctimas comparten su historia. Con esta campaña buscamos empoderar a estas víctimas a que se animen a compartir sus historias e invitar a la audiencia a no culpabilizar a quienes ya lo sufrieron, porque todos somos vulnerables ante el fraude; incluso quien ya cayó, le puede volver a pasar. Queremos apoyarnos entre todos, hablar del problema y crear un ecosistema digital más seguro”.
Fátima Herrera, product manager Klibu.
Los estafadores se contactan con los afectados a través de las redes sociales y les invitan a que les escriban por WhatsApp, o por mensaje directo, prometiendo una solución rápida, e incluso la devolución íntegra de su dinero.
Los estafadores obtienen información confidencial del afectado como nombre o número telefónico, a qué se dedican, datos bancarios, e incluso solicitan hacer depósitos con la esperanza de recuperar lo perdido. En algunos, vinculan directamente links de dudosa procedencia para infectar dispositivos móviles o robar datos.
“A pesar de que los creadores de los grupos han implementado controles como reglas o cuestionarios previo a aceptar un perfil, es posible ver esta modalidad de estafas, y son fáciles de identificar ya que se trata de comentarios genéricos que se repiten a lo largo de las denuncias. Y aunque es difícil determinar el número de estafas que han llevado a cabo, lo cierto es que se aprovechan de la desesperación, la impotencia y el enojo de las personas”.
Patricia Montes, Investigadora Ux.
El problema radica en que los usuarios, frustrados e impotentes, recurren a estas ofertas de ayuda sin realizar una investigación adecuada de la persona con la que están tratando. Los estafadores saben que, tras perder dinero, las víctimas buscan cualquier solución rápida, lo que los hace más vulnerables a caer en un segundo engaño. Este tipo de fraude secundario, que se aprovecha del dolor emocional, se ha convertido en una tendencia alarmante en redes sociales.
Es posible prevenir
- Evitar compartir información personal: Compartir datos bancarios o personales en conversaciones privadas sin asegurarse de la legitimidad de la otra parte es un error común.
- Desconfiar de ofertas demasiado buenas: Los precios excesivamente bajos o promesas de recuperación de dinero suelen ser tácticas para atraer a víctimas incautas.
- Investigar con quién hacen negocios: Herramientas como Klibu permiten realizar una investigación rigurosa, para tener certeza de con quién se hace negocios, brinda a los usuarios búsquedas en listas antilavado de dinero, antiterrorismo o de personas buscadas, para que puedan tomar mejores decisiones al momento de hacer negocios.