La inflación puede tardar en regresar al rango objetivo del Banco de México (Banxico) de un 2 hasta un 4 por ciento (3±1) por presiones en los combustibles y en el tipo de cambio del peso frente al dólar, ante lo que se requieren medidas macroeconómicas para disminuirlas y el poder adquisitivo de las familias no se vea más afectado, señaló el sector privado.

El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) indicó que la disminución que se presentó en la primera quincena de este año es por efecto aritmético, ante un menor ritmo de crecimiento anual de los precios en la primera quincena del año, ya que la comparación del índice nacional de precios al consumidor (INPC) se hace con un periodo en el que se vio afectado por el incremento que se autorizó a los precios de los combustibles.

En la primera quincena de enero del 2017, el precio del gas doméstico aumentó 17.8 por ciento, en tanto que el de la gasolina de bajo octanaje lo hizo en 16.8 por ciento y la de alto octanaje en 21.7 por ciento. Obviamente estos incrementos contrastan significativamente con los registrados en el inicio de este año, que fueron de 3.9 por ciento, 1.5 por ciento y 1.1 por ciento, respectivamente.

En la mayoría de los estudios se estima que “al cierre el 2018 la inflación cierre ligeramente por arriba del 4 por ciento”.

Esta situación podría verse afectada por los precios de gasolina de bajo octanaje tiene la tercera ponderación más alta en el INPC, lo que refleja su impacto en la inflación general.

Las cifras indican que, en la primera mitad de enero, la inflación anual no subyacente fue de 8.10 por ciento, lo que representa una importante disminución respecto al dato de la quincena previa que reportó un incremento de 13.04 por ciento.

Aunque no se anticipa un gasolinazo, con la mecánica de liberación de precios que se tuvo el año pasado, “es probable que durante el año los precios de las gasolinas y el gas se sigan ajustando al alza, responden al efecto del aumento del precio internacional del petróleo y de la volatilidad del mercado cambiario, lo que puede implicar un efecto negativo en los costos de las empresas que finalmente tendrían que trasladarlo a los precios finales al consumidor”, precisó el CEESP.

Además, hay que contemplar la “depreciación de 42.6 por ciento que acumula el peso en lo que va del sexenio, lo que ha hecho inevitable algunos ajustes en diversos segmentos de precios, que en este caso se reflejaron principalmente en al indicador subyacente, donde se concentran los precios más estables de la economía, por lo que este indicador refleja de mejor manera el comportamiento de la inflación”.

De acuerdo con los datos del INEGI, en la primera mitad de enero este indicador registró una variación anual de 4.63 por ciento, cifra ligeramente menor a la quincena previa 4.83 por ciento. “Este comportamiento es señal de la dificultad que puede enfrentar este indicador para reducir su ritmo de crecimiento durante el presente año, sobre todo ante la incertidumbre que persiste sobre la evolución del mercado cambiario”.

El tipo de cambio puede verse afectado por un entorno de serias complicaciones en la renegociación del TLCAN y los resultados de las elecciones presidenciales, prevén que el tipo de cambio puede llegar a ubicarse por arriba de los 20 pesos por dólar. “En un escenario como este, es muy probable que la inflación se mantenga fuera del rango objetivo del Banco de México de 3por ciento +/- un punto porcentual”.

Para contrarrestar estas presiones se requiere una reingeniería del gasto público, continuar con la disminución de la deuda pública y fortalecer las fuentes de ingresos recurrentes y de largo plazo, lo que apoyaría a ver resultados en materia cambiaria y en el poder adquisitivo de las familias, afirmó el CEESP.

Por Miguel Ramirez

Nacido en la CDMX, egresado de la FCP y S de la UNAM. Inicie en 1992 en periodismo tecnológico y después migré a la parte económica y financiera. Aficionado a la NFL y vaquero de corazón. Otros deportes son el Basquet (Knicks), Tenis; fut de Champions League...