El uso de pagos electrónicos ayudaría a incrementar la productividad de las personas, aumentaría el comercio y la recaudación de los gobiernos, además de reducir costos, reveló un estudio de Visa.
El informe “Ciudades sin efectivo: Conociendo los beneficios de los pagos digitales” realizado en 100 ciudades, especificó que la Ciudad de México y Monterrey alcanzaran un nivel viable sin efectivo, los beneficios netos directos combinados sumarían más de 12 mil millones de dólares (mdd) para la capital del país, y más de 3 mil 500 mdd para los regios.
Se especificó que para la Ciudad de México más de 700 mdd en beneficios directos para consumidores, más de 7 mil 500 mdd para comercios y más de 3 mil 500 mdd para el gobierno local.
Respecto a Monterrey más de 100 mdd serían beneficios directos para consumidores, más de 2 mil 300 millones para comercios y más de mil mdd para el gobierno local.
Además, el estudio estima que en Monterrey y la Ciudad de México pudiera haber impactos catalizadores en un plazo de 15 años; el crecimiento anual del PIB de la Ciudad de México podría aumentar aproximadamente 9 puntos base en promedio, y 11 puntos en Monterrey.
El estudio estima que un mayor uso de los pagos digitales como los pagos con tarjetas y dispositivos móviles, podría rendir un beneficio neto de hasta 470 mil mdd anuales entre las 100 ciudades estudiadas, que es aproximadamente equivalente a un 3 por ciento del PIB promedio de dichas ciudades.
“Ciudades sin efectivo: Conociendo los beneficios de los pagos digitales” es un estudio sin precedente que cuantifica el potencial de beneficios netos que podrían obtener las ciudades que adopten “un nivel viable sin efectivo”, es decir, si toda la población utilizará los pagos digitales con la misma frecuencia en que lo hace el 10 por ciento más activo de dicha población. El estudio no contempla la eliminación del efectivo. En cambio, mide los beneficios y costos potenciales de aumentar significativamente el uso de los pagos digitales.
El estudio estima los beneficios inmediatos y a largo plazo de la reducción en el uso del efectivo, para tres grupos principales: consumidores, empresas y gobiernos.
Los consumidores de las 100 ciudades podrían obtener beneficios netos directos estimados en casi 28 mil mdd al año. Este impacto provendría de factores que incluyen un ahorro de hasta 3mil 200 millones de horas en la realización de transacciones bancarias, en comercios minoristas y medios de transporte, además de una reducción en los delitos vinculados al uso del efectivo.
Los comercios de las 100 ciudades podrían obtener más de 312 mil mdd por año en beneficios directos por un ahorro de hasta 3 mil 100 millones de horas en el procesamiento de pagos entrantes y salientes, y un aumento en los ingresos por ventas proveniente de la ampliación de las bases de clientes en línea y en comercios físicos.
El estudio también reveló que aceptar efectivo y cheques genera a las empresas un costo de 7.1 centavos por cada dólar recibido, comparado con 5 centavos de dólar a través de pagos digitales.
Los gobiernos de las 100 ciudades podrían obtener beneficios directos estimados en casi 130 mil mdd anuales por el aumento en la recaudación fiscal y el crecimiento económico, ahorros en los costos debido a la eficiencia administrativa y una reducción en los costos judiciales debido a la disminución de los delitos vinculados con el uso del dinero en efectivo.
“Las sociedades que sustituyen el efectivo con los pagos digitales reciben beneficios gracias a un mayor crecimiento económico, una menor tasa delictiva, un mayor número de empleos, salarios más altos y mayor productividad de los trabajadores”, señaló Ellen Richey, Vicepresidenta de la Junta Directiva y Responsable Global de Riesgos.
A medida que las ciudades aumenten el uso de pagos digitales, los impactos positivos se podrán extender más allá de los beneficios financieros para consumidores, empresas y gobiernos.
“Ciudades sin efectivo: Conociendo los beneficios de los pagos digitales” ofrece 61 recomendaciones para que las autoridades ayuden a sus ciudades a ser más eficientes mediante una mayor adopción de los pagos digitales.
Entre las recomendaciones figuran las de emprender programas de educación financiera para ayudar a la población no bancarizada a incorporarse al sistema bancario, implementar incentivos para estimular la innovación centrada en avanzar nuevas tecnologías de pago e implementar sistemas de pago abiertos en todas las redes de transporte, entre otros.