El paquete económico para el 2020 es sólido y generó buenos comentarios porque mantiene la austeridad y estabilidad económica, pero tiene aspectos optimistas como el crecimiento y la producción petrolera, señaló el sector privado.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) detalló que era de esperarse que el gobierno mantuviese la austeridad en el gasto para consolidar la estabilidad de la deuda pública.
Destacó que de manera atinada las autoridades reconocen la debilidad del contexto internacional, que presenta riesgos de recesión o desaceleración en las economías avanzadas, tensiones geopolíticas y guerras comerciales.
También “reconoce riesgos específicos de la economía mexicana como la ratificación del TMEC en Estados Unidos, la calificación de la deuda de Pemex y la debilidad de la inversión privada, que pueden complicar la situación de la economía”.
Sin embargo, las autoridades hacendarias confían en que durante la segunda mitad del presente año mejorará significativamente la situación al considerar que los efectos negativos de principios del año se disiparán o incluso se podrían revertir.
Esta percepción se apoya en el efecto sobre el PIB por el incremento en la plataforma de producción de crudo que pronostican las autoridades, de un millón 727 mil barriles diarios para 2019.
Este crecimiento implica 56 mil barriles diarios más por arriba del promedio de los primeros siete meses del año, incluyendo la producción de empresas privadas.
Consideró que este pronóstico se ve muy optimista tras observar el constante ritmo de caída que la plataforma ha mantenido desde inicios del 2004.
Por su parte, un factor adicional que se espera tenga impacto positivo en la segunda mitad del presente año es el Programa de Apoyo a la Economía que se anunció en Julio pasado y que representa medidas por 485 mil millones de pesos (mmp), dirigidos a impulsar la infraestructura y el consumo privado, además de un incremento de gasto financiado con 129.6 mmp provenientes del FEIP (Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios).
Las autoridades esperan que estas medidas reactiven la actividad económica y contribuyan a disipar la incertidumbre proveniente de las políticas públicas que se han instrumentado, impulsando mayor inversión y crecimiento y que la inercia y fortaleza de todas estas medidas generarán un mejor panorama.
“Se anticipa que mejore la demanda interna con un aumento en el empleo, el repunte del crédito y mayores flujos de inversión en infraestructura pública y privada. Además, se anticipa un efecto favorable proveniente de factores externos debido a mejores oportunidades comerciales ante la probable ratificación del TEMC y la guerra comercial de Estados Unidos con China”, puntualizó el CEESP.
Con base en la expectativa de que habrá una reactivación de la actividad económica en la segunda mitad del año, se espera que el crecimiento del PIB se ubique en un rango de 0.6 por ciento o 1.2 por ciento, o una cifra puntual de 0.9por ciento; siete décimas de punto porcentual por debajo de la estimación del documento de “Precriterios” 2020 publicado en Abril pasado.
Para el 2020 el optimismo es mayor, toda vez que el rango de crecimiento se eleva de 1.4 por ciento a 2.4por ciento (en “precriterios” 2020) a uno de 1.5 a 2.5 por ciento, o un avance puntual de 2.0por ciento, que es superior a prácticamente todos los pronósticos de los organismos especializados.
Enfatizó que esta evolución se apoya en buena medida en el efecto esperado de un aumento en la plataforma de producción de petróleo de 224 mil barriles por día, respecto a lo esperado para el presente año, como consecuencia de los estímulos planteados para el sector petrolero.
En materia de finanzas públicas, se prevé que el próximo año los ingresos públicos se mantendrán sin cambio en términos reales, respecto a lo estimado para el 2019, respondiendo a un incremento de 4.5 por ciento en los ingresos petroleros, debido a una mayor plataforma de producción.
Asimismo, se anticipó un aumento de 3.7 por ciento en los ingresos tributarios con base en la expectativa del mayor crecimiento y la instrumentación de medidas para hacer más eficientes los mecanismos de recaudación, evitar la elusión y evasión fiscal, entre otras como el gravamen a los negocios digitales, el cambio de régimen fiscal de Pemex y una ampliación de la base gravable.
“La necesidad de recursos para cumplir con los proyectos insignia del nuevo gobierno en 2020, como los programas sociales que apoyan a los jóvenes y los de infraestructura que aún no demuestran su rentabilidad social, como el tren maya, el aeropuerto de Santa Lucía y la refinería de dos bocas, se refleja en parte en un incremento de 0.9 por ciento real en el gasto total del sector público y de 0.8 por ciento en el gasto programable”, especificó el CEESP.
Asimismo, se proyecta que las participaciones a entidades federativas se eleven en 1.8 por ciento respecto a este año, a causa de la mayor recaudación tributaria.
Para 2020 se presupuesta una disminución de 5.4 por ciento, lo que en parte se contradice con la expectativa de que la inversión física crecerá y contribuirá al crecimiento. Al mismo tiempo, el gasto en pensiones sigue elevándose significativamente 6.2 por ciento.
Una de las mayores preocupaciones radica en el destino de los recursos del sector público, sobre todo cuando la eficiencia en su asignación debe ser una prioridad dada la necesidad de estimular el crecimiento y propiciar bienestar para la población.
“Los rubros que dispondrán de mayores recursos son los relacionados con los programas sociales que se han instrumentado, rezagando varios aspectos que se requieren para una función más efectiva del gobierno federal”.
Los datos indican que los mayores aumentos se observan en los recursos que se canalizarán a Energía, Bienestar y Educación. Sin embargo, destaca que se planean disminuciones en el gasto de Salud, STPS, Comunicaciones y Transportes, Turismo y Medio Ambiente, entre otras.
“El discurso de la administración insiste en que el gasto se reorienta para ser más eficiente. Quizá dicha eficiencia se busca al centralizar las compras públicas”.
De acuerdo con el plan, 2020 será el cuarto año consecutivo de reducciones severas en muchos rubros de gasto, sin un ajuste que reduzca el tamaño de las estructuras del sector público, lo que puede llevar a un alto grado de ineficiencia.
Un aspecto favorable es que se prevé que los resultados de gastos e ingresos públicos se mantengan en línea con la salud de las finanzas públicas y la estabilidad de la deuda del sector público.
El paquete económico parece sólido y ha generado, en inicio, una buena opinión para los mercados financieros, sobre todo cuando se enfoca a temas como programas sociales, Seguridad y Pemex, aunque parece descuidar otros tan relevantes como Salud, Comunicaciones y Transportes, Medio Ambiente (que incluye Conagua) y Turismo entre otros.
Asimismo, se debe resaltar el compromiso de lograr un superávit primario y refleja la convicción de preservar la disciplina fiscal.
Pero hay que advertir sobre el optimismo en variables como el crecimiento del PIB y la plataforma de producción petrolera, a pesar de que no hay indicios claros de que en ambos casos se logre un avance tan importante como el proyectado, concluyó el CEESP.