En el corto plazo la economía no tiene la capacidad de crecer más allá de 2.0%, si no se hacen cambios sustanciales como una auténtica política industrial, advirtió el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico A.C (IDIC).

“Sin un incremento de las capacidades productivas de las empresas privadas –del Producto Interno Bruto (PIB) potencial–,  no será posible que la economía crezca más, y el gasto público será insuficiente para revertir el deterioro social en el que viven 53 millones de mexicanos en situación de pobreza”, enfatizó el organismo que encabeza José Luis de la Cruz Gallegos.

Precisó que para lograrlo se debe romper la inercia, y que la Administración del presidente Andrés Manuel López Obrador tiene la oportunidad de corregir una de las omisiones más delicadas de la política económica implementada durante los últimos 30 años: la ausencia de una vertiente de política industrial.

Asimismo subrayó que pensar que el comercio internacional constituye el motor del crecimiento económico, “ha constituido uno de los lastres históricos; uno de los dogmas que inhiben el progreso de México y que la nueva Administración debe corregir”.

Aclaró que el comercio internacional solo funciona como palanca de desarrollo cuando el país genera valor agregado, no cuando se convierte en una base maquiladora, por lo que es indispensable instrumentar una estrategia de desarrollo industrial basado en el aumento de la capacidad transformadora de las empresas nacionales.

Destacó que también se debe desarrollar una mayor integración productiva e innovación tecnológica, así como otorgar financiamiento a los sectores y regiones estratégicas para el crecimiento, la generación de empleo y la reducción de la pobreza.

“De no hacerlo, el desempeño económico de México bajo la actual Administración, terminará sucumbiendo a la inercia y, con ello, a la obtención de resultados similares a los cosechados durante los últimos 3 sexenios: un incremento del PIB inferior al 2.5%, tendencia que además va a la baja”, advirtió.

Por todo lo anterior, el IDIC enfatizó que México no debe continuar bajo el mismo modelo de política económica, “que ha convertido a una parte de la industria nacional en una base maquiladora dependiente de las decisiones de las empresas trasnacionales”.

Subrayó que además se debe revertir que el resto de las empresas mexicanas no cuente con un programa de fomento y desarrollo que les permita competir con sus homologas de China, Corea del Sur, Vietnam, Estados Unidos (EU), Alemania o Francia, naciones que tienen instituciones y políticas públicas que facilitan sus operaciones a nivel global.

Inercia lapidaria

En este contexto la institución le concedió la razón al Titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Carlos Urzúa, de que la inercia bajo la que se encuentra la economía mexicana es de bajo crecimiento.

Al señalar que la evidencia oficial es contundente, refirió que las minutas del Banco de México (Banxico) apoyan su tesis, dado que su estimación del PIB potencial de México es inferior al 2.6%, y su perspectiva es a la baja y, por lo mismo, “la nación requiere un programa económico transformador, de nueva generación”.

Refirió que el propio encargado de la política fiscal lo reconoció abiertamente, tanto en la entrega del Paquete Económico (PE) como en el contenido de los Criterios Generales de Política Económica (CGPE) 2019, que la expectativa inercial del PIB es modesta, con incrementos de 2.0% este año, y de 2.6% para el 2020 y 2021.

Dijo que de acuerdo con el propio cálculo oficial, “la inercia es lapidaria, e implica que la tasa de crecimiento del PIB se elevará marginalmente respecto al promedio actual: para 2022 y 2023 en 2.7%, y para 2024 en 2.8%.

“La cruda realidad del sistema productivo propició una estimación conservadora sobre el futuro de PIB. Por ello, y en conformidad con la propia proyección oficial, se debe romper la inercia bajo la que evoluciona el PIB”, enfatizó.

Coordinación público-privada

Anotó que la autoridad económica piensa que con los proyectos del Tren Maya, las refinerías, el incremento al presupuesto a Petróleos Mexicanos (PEMEX) y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), así como con el desarrollo social que se puede alcanzar a través del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, México podría crecer 4%.

Consideró que sin duda estos son proyectos que tendrán un impacto positivo, pero se preguntó si será suficiente para duplicar la tasa de crecimiento de la economía.

Al respecto subrayó que el Gobierno mexicano debe recordar que el valor agregado se genera en el sector privado, por lo que su estrategia debe impulsar a este motor de la economía.

“En el mediano y largo plazo el gasto público no tiene la capacidad de sostener el desarrollo de México. Bajo una estrategia de cooperación y sinergia, el gasto e inversión pública pueden combinarse con la inversión y el consumo privado para acelerar el crecimiento del PIB. De otra manera, la inercia de bajo desempeño podría continuar”, advirtió.

Desafíos Económicos en 2019

Por otra parte, el IDIC indicó que aunque la de México es una economía con 125 millones de habitantes y con sectores y regiones altamente competitivas y productivas, enfrenta la competencia directa, y en ocasiones desleal, de las naciones manufactureras asiáticas más innovadoras.

Añadió que también se debe recordar que el ciclo industrial del país se ha desligado del correspondiente a su principal socio comercial (EU), y que no es un secreto que nuestro país enfrenta problemas internos estructurales como la desigualdad y la inequidad, así como, en la coyuntura actual, el abasto de combustibles.

Dijo que para enfrentar estos retos México requiere de la aplicación de una nueva generación de política económica, y refirió de nuevo declaraciones del  Secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, en el sentido de que la inercia es de solo 2%, y eso si la economía global no entra en un nuevo ciclo de desaceleración.

Enfatizó que por ello es prioritario que la nueva Administración implemente un amplio y profundo programa de desarrollo industrial, ya que su ausencia inhibe el crecimiento económico de México, y lamentablemente el tiempo juega en contra, como lo muestran las estadísticas oficiales:

“De acuerdo con la información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), hasta Octubre pasado, la tendencia de la inversión sigue a la baja, y el indicador del consumo privado se desacelera. Es la herencia que recibió el presidente López Obrador.

“Ello implica un riesgo para el supuesto planteado en los CGPE, de que el mercado interno podría ser el sostén de la economía durante 2019”.

Asimismo señaló que adicional a las cifras de consumo, se tiene a la industria, donde la evidencia es clara: “el ciclo industrial de México muestra la desaceleración que enfrenta el sector, la cual, de no aplicarse un programa contingente de reactivación y fomento productivo, se extenderá al resto de la economía”.

Detalló que durante los primeros once meses del 2018 el crecimiento de la industria nacional fue de solamente 0.4%, que es básicamente el promedio de toda la Administración del ex presidente Enrique Peña Nieto y el contabilizado durante la del ex presidente Felipe Calderón.

Afirmó que el resultado de la actividad de la industria corresponde a una política económica carente de orientación industrial, hecho que va en contrasentido de lo que están aplicando las economías desarrolladas y las más exitosas del orbe.

Manifestó que, además, la evolución del ciclo industrial de México mantiene una tendencia contraria a la que existe en EU, ruptura que fue originada a fines del 2017, y que se sigue profundizando.

“La caída de (-) 1.8% reportada por el INEGI en Noviembre pasado es indicativo de los desafíos que la industria mexicana enfrentará durante el 2019. Las tendencias son claras en casi todos los componentes del sector: construcción, manufacturas y minería mantienen una tendencia a la baja.

“La minería acumuló el mayor rezago: hasta Noviembre una caída de (-) 5.2%, producto de la depresión que existe en el sector petrolero”, enfatizó.

Agregó que, por su parte, y hasta Noviembre pasado, la construcción reportó un incremento de solamente 1.1%, y precisó que el desempeño negativo de las grandes obras de infraestructura afectó a este sector estratégico de la economía.

Asimismo recordó que las manufacturas, tampoco tuvieron un desempeño sobresaliente, dado que el crecimiento acumulado solamente fue de 1.8%, en tanto que la generación y distribución de electricidad, gas y agua, fue el componente industrial con un mejor desempeño, de 2.4%, básicamente en el promedio del total nacional.

La Cuarta Transformación

Ante todo lo anterior, el IDIC reiteró que México enfrenta el desafío de un cambio de época.

Consideró que eso es lo que el presidente López Obrador plantea cuando señala a la 4ª Transformación como el paradigma que da directriz a su gestión, pero enfatizó que para que la misma sea exitosa, se requiere de transformar al sistema productivo.

“Sin mayor crecimiento económico, no habrá mayor desarrollo social. La implementación de un programa de desarrollo industrial es uno de los elementos que deberá abordarse, pues constituye una de las carencias más evidentes del modelo económico mexicano durante los últimos años.

Sin su implementación, el desempeño de la economía podría verse atrapado por la inercia del bajo crecimiento de 2%”, insistió.