El “peso problem” vuelve a hacerse presente ahora con la aparición del Coronavirus y con la “guerra” del petróleo entre Arabia Saudita y Rusia.
En los 70s Friedman acuñó el término “peso problem” para referirse a la posibilidad de que eventos sin precedente, o con pequeña probabilidad de ocurrencia, alteren los precios de los activos y lo llamó así por el peso mexicano que en unos cuantos días en 1976 se devaluó 40 por ciento.
En la sesión de este 09 de Marzo, el tipo de cambio alcanzó un nuevo máximo histórico de 22.1369 pesos por dólar y llegó a depreciarse hasta 10.07 por ciento, algo no visto desde Octubre del 2008, a pocos meses de la quiebra de Lehman Brothers que marcó el inicio de la Gran Recesión.
En el 2020 el tipo de cambio parecía tener una buena perspectiva, después de que en el 2019 la volatilidad fuera considerablemente baja.
El tipo de cambio descendió hasta alcanzar 18.52 pesos el 17 de Febrero, como consecuencia de mayor liquidez global, un diferencial amplio de tasas de interés, menor percepción de riesgo sobre la economía mexicana, mayores flujos positivos del exterior en la economía real y una especulación a favor del peso.
Con la aparición del COVID-19 la percepción del riesgo a nivel global se ha incrementado significativamente, llevando a la tasa de los bonos del Tesoro a un nivel mínimo histórico de 0.3137 por ciento y al oro a 1,703.39 dólares por onza, nivel no visto desde Diciembre del 2012.
Por la afectación del Coronavirus, el precio del petróleo se desplomó, provocó diferencias entre la OPEP y Rusia, lo que se reflejó en una reducción de casi 30 por ciento en el precio del petróleo.
Desde el punto mínimo del tipo de cambio alcanzado el 17 de Febrero hasta el máximo de este día, el tipo de cambio muestra una depreciación de 19.51 por ciento.
No se veía una depreciación similar en un período tan corto desde el 2008, cuando el peso pasó de 10.50 a 14.30 pesos por dólar del 22 de Septiembre al 8 de Octubre, lo que equivale a una depreciación de 36.19 por ciento.
El peso mexicano es la moneda más líquida de Latinoamérica, por lo que es altamente sensible a eventos del exterior, como el coronavirus y la guerra del petróleo.
Se prevé que el tipo de cambio continúe con una alta volatilidad y es probable, si sigue subiendo la percepción de riesgo a nivel global por el virus, el petróleo o por otros eventos, que siga presionando al alza en nuevos máximos históricos.
La volatilidad cambiaria afecta directamente al sector externo y puede poner en problemas a las empresas que tienen obligaciones en divisa extranjera que no cuentan con coberturas cambiarias.
El peor escenario para el tipo de cambio es lo que se está dando ahora, pues tras tener un período de calma y una buena perspectiva, algunas empresas pudieron optar por no cubrirse o esperar a que bajara más el tipo de cambio.
Si el peso se hubiera depreciado paulatinamente otra sería la historia, pues sería más fácil trasladar la depreciación a los precios o tomar precauciones.
Desafortunadamente, la subida en el tipo de cambio dificulta que baje en el corto plazo hacia los 18.52 pesos alcanzados en Febrero de este año.
Con el alza en el tipo de cambio es de esperarse que suban los precios de las importaciones y que se refleje en la inflación, aunque no de manera inmediata, dificultando al Banco de México a recortar la tasa de interés si no se llevan a cabo medidas para suavizar las decisiones del mercado.
Así, no sería raro que la Comisión de Cambios actúe, tal como lo hizo en las depreciaciones aceleradas del pasado, pues los movimientos del tipo de cambio son meramente especulativos.
El mercado financiero parece estar descontando un escenario caótico o de crisis. No es posible determinar hacia dónde se dirige el tipo de cambio después de que alcanzó máximos históricos, ya que es terreno desconocido.
Si se llega a comportar como en otras ocasiones donde se ha depreciado fuertemente, el tipo de cambio podría alcanzar niveles cercanos a los 25 pesos por dólar.
Precio del Petróleo
Cabe destacar que la afectación del coronavirus, primero sobre la economía de China y luego sobre la economía global, llevaron al precio del petróleo a caer dramáticamente en un período corto de tiempo: del 08 de Enero a la fecha el WTI ha caído 49 por ciento, si se toma solo desde el 20 de Febrero a la fecha, la caída es de 37.14 por ciento, es decir, en menos de 18 días el petróleo ha caído casi 40 por ciento.
Hacia atrás, en el 2018, entre el 3 de Octubre y el 24 de Diciembre el petróleo cayó 44.9 por ciento.
La caída es similar, pero en tres meses, no en 18 días. Antes de eso en el 2014 el petróleo cayó cerca de 50 por ciento, pero en un período de 6 meses.
Al comparar ambos períodos de tiempo similar, la caída actual del precio del petróleo (del viernes o6 de Marzo a la fecha) es la segunda mayor desde la Guerra del Golfo en 1991.
La caída en el precio del petróleo es consecuencia de que la OPEP decidió recortar la producción de crudo, pero Rusia no se sumó al recorte, a pesar del ultimátum de Arabia Saudita. Con esto el precio del petróleo se desplomó 27 por ciento hasta alcanzar un precio de 30 dólares por barril, nivel no visto desde el 22 de Febrero de 2016.
Hay que mencionar que, a diferencia de Arabia Saudita, Rusia no tiene suficientes incentivos para recortar su producción petrolera, puesto que para financiar su presupuesto fiscal necesitan precios de tan solo 40 dólares por barril.
Por su parte, Arabia Saudita necesita el precio en 80 dólares por barril. La reducción en el precio puede llevar a las finanzas públicas de algunos países a tener problemas para aplicar política fiscal expansiva para contrarrestar los efectos del coronavirus.
Cabe destacar que para el 2020 la SHCP tomó coberturas por 230 mil barriles diarios a un precio de 49 dólares por barril.
El monto cubierto representa alrededor de 21 por ciento de la producción total de Pemex, lo que deja a valor de mercado el 79 por ciento restante.
Con esto la disminución en el precio del petróleo incrementa la probabilidad de un recorte en la calificación crediticia de la petrolera, en la cual una de las agencias calificadoras ya la sitúa en grado especulativo.
Asimismo, un recorte en la calificación de Pemex incrementaría la probabilidad de un recorte en la calificación de México, probablemente en un nodo, es decir aun conservando el grado de inversión. Por lo anterior, la percepción de riesgo a nivel global, se puede traducir en una mayor percepción de riesgo sobre la economía mexicana y afectar la tenencia de valores en manos de extranjeros, propiciando más depreciaciones en el peso mexicano.
Crisis Global de Percepción de Riesgo
Los indicadores económicos financieros a nivel global se mueven mostrando un estado de crisis, a pesar de que la economía real no lo está. Sin embargo, el nerviosismo se traduce en incertidumbre y por lo tanto en aplazamiento de proyectos de inversión fija y de consumo no básico, con lo cual la economía real puede verse afectada. Ante esto, es probable que gobiernos a nivel global apliquen política económica contra cíclica, tanto en la parte monetaria como en la parte fiscal.
Algunos países y regiones, como la zona del euro, tienen un bajísimo margen de maniobra pues están endeudados y como zona monetaria común tienen dos de sus tres tasas en términos negativos y la de depósitos en 0por ciento.
Para Estados Unidos es posible seguir viendo disminuciones en la tasa de interés e inyecciones de liquidez y es probable que la situación actual genere una mayor probabilidad de ganar en las elecciones para presidente al candidato del partido demócrata, pues históricamente el desempeño económico ha sido un determinante importante en el resultado electoral.
El hecho de que la tasa de los bonos del Tesoro esté cayendo tanto, refleja el miedo que se tiene. La curva entera de bonos del Tesoro está debajo de 1 por ciento por primera vez en la historia. Por otro lado, está el tema de deuda corporativa que creció significativamente desde la crisis financiera.
Los CDS (credit default swaps o seguros contra impago) han subido y podría seguir subiendo tal como ocurrió durante el 2009, elevando la probabilidad de problemas de liquidez en el sistema bancario estadounidense que ya había mostrado signos de debilidad en septiembre del año pasado, al recortarse la hoja de balance de la Reserva Federal.
Grupo Financiero BASE