Los precios de los alimentos y energéticos disminuirán en 2025 por una mayor oferta, pero aún así seguirán con precios elevados un 30 por ciento más, en comparación con los 5 años previos a la pandemia, destacó el Banco Mundial (BM).
De acuerdo con la última edición del informe Commodity Markets Outlook-Perspectivas de los mercados de productos básicos, del Banco Mundial, los precios internacionales de los productos básicos caerán en 2025 a su nivel más bajo en 5 años en el contexto de un exceso de petróleo tan grande que probablemente limite los efectos que provocaría un conflicto más generalizado en Oriente Medio.
En este contexto los precios seguirán siendo aproximadamente un 30 por ciento más altos que en los 5 años anteriores a la pandemia de COVID-19.
Se prevé que, entre 2024 y 2026, los precios mundiales de los productos básicos bajen casi un 10 por ciento. En el caso de los alimentos, caerán un 9 por ciento este año y un 4 por ciento adicional en 2025 antes de estabilizarse.
De todos modos, sus valores seguirían casi un 25 por ciento por encima del nivel promedio registrado entre 2015 y 2019. Por su parte, los precios de la energía caerán según las previsiones un 6 por ciento en 2025 y otro 2 por ciento en 2026.
La baja de los precios de los alimentos y la energía deberían facilitar a los bancos centrales el control de la inflación. Sin embargo, un incremento de los conflictos armados podría complicar esos esfuerzos al interrumpir el suministro de energía y hacer subir los precios de los alimentos y la energía.
Energéticos
Se prevé que el próximo año la oferta mundial de petróleo supere la demanda en un promedio de 1.2 millones de barriles diarios, un excedente que sólo se ha superado 2 veces antes: durante los cierres derivados de la pandemia en 2020 y durante el colapso de los precios del petróleo, en 1998.
Este nuevo exceso de oferta refleja en parte un cambio importante en China, donde la demanda de petróleo se ha estancado prácticamente desde 2023 como consecuencia de la desaceleración de la producción industrial y el aumento de las ventas de vehículos eléctricos y de camiones propulsados a gas natural licuado.
Además, se espera que varios países que no forman parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo o de sus aliados (OPEP+) aumenten su producción de petróleo.
La propia OPEP+ mantiene una importante capacidad de reserva, que asciende a 7 millones de barriles diarios, casi el doble que en vísperas de la pandemia, en 2019.
Durante el último año, el conflicto en Oriente Medio ha provocado una considerable volatilidad en los precios del petróleo, en particular debido a la preocupación por los daños que podría sufrir la infraestructura de petróleo y gas de los principales productores de productos básicos si el conflicto se intensificara.
Si esto no sucede, se espera que el precio promedio anual del crudo Brent caiga de los 80 dólares por barril registrados este año a los 73 dólares en 2025, su valor mínimo en los últimos 4 años.
Oro seguirá brillando
Se espera que el precio promedio del oro, una opción popular entre los inversionistas que buscan un “refugio seguro”, alcance un valor récord este año, elevándose un 21 por ciento por sobre el promedio de 2023.
El oro ocupa una categoría especial entre los activos, ya que a menudo sube de precio durante períodos de incertidumbre geopolítica y normativa, como los conflictos. Se prevé que, en los próximos dos años, sus precios se mantendrán un 80 por ciento por encima del promedio de los 5 años anteriores a la pandemia de COVID-19, y solo disminuirán ligeramente.
Por su parte, el precio de los metales industriales se mantendrá estable en 2025-26, ya que la debilidad del sector inmobiliario de China se verá compensada con las limitaciones de la oferta y el aumento de la demanda de algunos metales derivada de la transición energética.
Sin embargo, si el crecimiento de China mostrara resultados inesperados y podría generarse volatilidad en los mercados de metales.