El Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) en los refrescos pretende inhibir su consumo, principalmente, además de ayudar a las finanzas públicas para atender esta enfermedad que le cuesta anualmente al Instituto Mexicano de Seguridad Social (IMSS) más de 38 mil millones de pesos (mdp).
En el Informe al Ejecutivo Federal y al Congreso de la Unión sobre la situación financiera y los riesgos del Instituto Mexicano del Seguro Social 2024-2025 se destaca que un factor preponderante para la incidencia de diabetes e hipertensión arterial sistémica es la adopción de estilos de vida poco saludables, caracterizados por el sedentarismo, una alimentación hipercalórica con alto contenido de grasas, azúcares refinados y sodio, el consumo de tabaco y el abuso en la ingesta de alcohol.

La presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, en diversas conferencias matutinas ha enfatizado que el incremento del IEPS a los refrescos busca disminuir el consumo de este producto que presenta graves repercusiones para la sociedad en su conjunto al ser uno de los elementos que puede provocar diabetes.
La Secretaría de Salud informa que en México al consumo de bebidas azucaradas se le atribuye uno de cada 3 nuevos casos de diabetes mellitus y uno de cada 7 nuevos casos de enfermedades cardiovasculares.

El instituto que dirige Zoé Robledo Aburto, destaca que la mayoría de los factores de riesgo, en su mayoría modificables.
Desde 2014 se instrumento este impuesto a refrescos y alimentos chatarra para que desde una política tributaria se atacara y atendiera en problema de salud pública de la diabetes y obesidad.
El consumo de refrescos no tuvo efectos, ya que en un foro Binacional México de Salud se manifestó que el consumo era de 163 litros por persona y con cifras de la Secretaría de Salud el consumo actual es de 166 litros anuales.
Esta medida impositiva para reducir el consumo de refrescos se encuentra en 119 países con la intención de combatir los efectos negativos en la salud de los habitantes.
El impuesto a bebidas azucaradas es una medida recomendada por organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
Este gravamen, de acuerdo con las organizaciones orientadas a la salud, para que obtenga realmente los resultados deseados debe acompañarse con campañas de orientación en su consumo.