La mayoría de los miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) advirtió que el entorno actual sigue presentando riesgos de mediano y largo plazos, como la fragilidad financiera y el futuro de Petróleos Mexicanos (PEMEX), que podrían afectar las condiciones macroeconómicas del país.

En particular refirieron el riesgo de un deterioro adicional en la calificación crediticia de PEMEX, –luego de que el 29 de Enero la Calificadora Fitch Ratings la bajó–, “ya que ello podría impactar el costo financiero del Gobierno Federal y, en general, a las condiciones de acceso a financiamiento externo del país”.

Durante su reunión de Política Monetaria efectuada el 6 de Febrero, un miembro de la Junta subrayó que la estrategia de negocios que adoptará PEMEX jugará un papel clave en la determinación de las perspectivas de corto y mediano plazo sobre la economía nacional.

Sostuvo que lo anterior se debe no solo a la escala de la petrolera y su interconexión con múltiples empresas e instituciones financieras nacionales, sino también a que tiene un papel relevante en los mercados financieros nacionales e internacionales, destacando la importancia que la deuda de esta Empresa Productiva del Estado (EPE) tiene en los portafolios de diversos inversionistas institucionales dedicados a economías emergentes.

Por su parte, otro mencionó que las acciones anunciadas recientemente para mejorar la situación financiera de PEMEX representan un elemento positivo, pero sostuvo que se requieren esfuerzos adicionales para fortalecer la capacidad de producción de la compañía y sus perspectivas financieras, y por tanto, la credibilidad de las metas fiscales tanto a corto como a largo plazos.

Señaló que la intención de las autoridades de anunciar en breve un paquete de medidas orientado a enfrentar estos desafíos es de gran relevancia, “ya que un acrecentamiento de las dificultades de PEMEX tendría consecuencias importantes para las finanzas públicas y, en general, para la economía del país”.

Al respecto, cabe señalar que el 15 de Febrero, el Gobierno Federal anunció medidas para fortalecer las finanzas de PEMEX, representando ingresos adicionales para la petrolera por 107 mil millones de pesos este año.

Entre tanto, la mayoría de los miembros de la Junta de Gobierno del Banco Central sostuvo que un potencial apoyo financiero a PEMEX por parte del Gobierno Federal, o una reducción de su carga fiscal que atienda sus problemas estructurales, “podrían mitigar los riesgos mencionados, siempre y cuando dichas medidas sean compatibles con el cumplimiento de las metas fiscales ya establecidas”.

Riesgos externos

En cuanto al balance de riesgos para el crecimiento global, la mayoría de los integrantes de la Junta de Gobierno de Banxico indicó que éste presenta un importante sesgo a la baja, y sólo uno añadió que se ha deteriorado.

De acuerdo con la Minuta, la mayoría coincidió en que entre los principales riesgos destacan un escalamiento de las tensiones comerciales; una reducción en el crecimiento de China mayor que el anticipado, y factores políticos, geopolíticos e idiosincráticos.

En cuanto al primero de estos riesgos, destacó la incertidumbre sobre las tensiones comerciales entre Estados Unidos (EU) y China, acerca de lo cual uno de los miembros alertó que aunque las negociaciones dentro del periodo de 90 días acordado en Diciembre parecen llevar un progreso satisfactorio, “no se puede descartar un escenario de mayores barreras comerciales entre dichas economías a partir de Marzo”, situación que tendría implicaciones sobre la economía mundial.

Sobre el segundo de los riesgos, otro miembro sostuvo que la economía china registró su tasa de crecimiento más baja desde principios de los noventa; alertó que ya se observa una disminución significativa en su comercio con EU, y que “este menor dinamismo conduciría a una desaceleración de la demanda global por mercancías básicas, con un efecto negativo sobre el comercio mundial”.

Respecto al tercer riesgo, algunos miembros dijeron que ante eventos de naturaleza económica, política o geopolítica, “los mercados financieros internacionales pueden reaccionar abruptamente, con afectaciones para la economía real”.

Uno subrayó que esto afectaría especialmente a economías emergentes con vulnerabilidades, y entre tales eventos, la mayoría refirió la posible salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) sin acuerdos de mutua conveniencia entre las partes, así como la posibilidad de una reanudación del cierre del Gobierno de EU.

Algunos miembros de la Junta enfatizaron que la incertidumbre derivada de dichos factores se ha traducido en una advertencia de un declive adicional en la actividad económica, y uno señaló que tanto por su incidencia en la economía real, como por la incertidumbre y volatilidad que han propiciado en los mercados, han afectado la confianza de los negocios.

La mayoría señaló el menor dinamismo en la actividad económica de las principales economías avanzadas, y que se ha mantenido la divergencia en su desempeño.

Al respecto, algunos apuntaron que la desaceleración económica en Estados Unidos ha sido menor a la del resto de las economías avanzadas.

Un miembro atribuyó lo anterior, entre otros factores, a los efectos transitorios de la postura fiscal pro-cíclica adoptada en este país durante la fase madura de su ciclo económico. Otro mencionó que la contracción económica en la zona del euro se hizo más evidente ante la desaceleración de la demanda externa y la presencia de factores transitorios que han afectado la producción industrial de ciertas economías, además de que la confianza de los negocios se ha mantenido en terreno negativo.

Riesgos internos

Por otra parte, y al hacer referencia a la actividad económica en México, la mayoría destacó que en el cuarto trimestre de 2018, ésta mostró una desaceleración importante respecto del trimestre anterior.

Para uno de los miembros de la Junta, esto estuvo determinado tanto por factores transitorios como por otros de naturaleza más persistente, con lo que el ritmo de crecimiento económico mantuvo la tendencia a la baja que se ha venido observando desde 2016.

Aunado a ello, algunos indicaron que la evolución del mercado laboral también sugiere un debilitamiento de la actividad económica en dicho periodo, y uno precisó que las cifras oportunas al cuarto trimestre de 2018 implican un crecimiento de 2% para todo el año.

Detalló que dichas cifras muestran los efectos de algunos factores que han incidido adversamente sobre el crecimiento:

Por el lado de la demanda, la mayoría coincidió en que el consumo mostró indicios de desaceleración en el cuarto trimestre de 2018, aunque uno señaló que, en general, el consumo ha mantenido una tendencia positiva apoyada en la recuperación de la masa salarial y el vigor de los ingresos por remesas, que en 2018 registraron un máximo, superior a los 33 mil millones de dólares.

La mayoría mencionó que la inversión privada continuó con una trayectoria negativa, y uno aseveró que ello obedece tanto al menor gasto en construcción, como en maquinaria y equipo.

El mayor número de los miembros de la Junta subrayó que en el último trimestre de 2018 las exportaciones manufactureras mantuvieron un nivel similar al registrado en el tercer trimestre previo, y un integrante indicó que en Diciembre las importaciones mostraron una drástica caída con respecto al mes anterior.

Asimismo, otro miembro señaló que se espera que a finales de 2018 el sector público haya seguido siendo un freno para la demanda agregada, y otro más alertó que indicadores recientes sugieren que el debilitamiento de la actividad económica durante el cuarto trimestre de 2018 puede extenderse al comienzo de 2019.

Como ejemplo de esto refirió que, por primera vez, el consumo mostró indicios de desaceleración, mientras que otro comentó que está pendiente saber si la desaceleración económica es transitoria, derivada del ajuste que ocurre con un cambio de Administración o si es un fenómeno asociado con una nueva fase del ciclo económico.

Argumentó que quizá el indicador más evidente de este último fenómeno, es lo que se refleja en la tendencia de todos los componentes del Indicador Coincidente del Sistema de Indicadores Cíclicos del INEGI, los cuales llevan al menos cuatro meses consecutivos con una contribución negativa al mismo, y agregó que en algunos de éstos, la contribución negativa ya ha sido de por lo menos 9 meses consecutivos.

Recordó que la última vez que dicho indicador alcanzó un valor tan bajo como el de Noviembre de 2018 con una tendencia negativa, fue entre Noviembre y Diciembre de 2008, justo al inicio de la última recesión en México.

Además de los riesgos globales ya descritos, la mayoría mencionó otros riesgos a la baja para el crecimiento, entre los que destacan: que se enfrenten obstáculos en el proceso de ratificación de los acuerdos comerciales alcanzados entre México, EU y Canadá; que se presenten factores que propicien mayor incertidumbre interna y menor confianza en las perspectivas de la economía mexicana; y que se presenten atrasos en la ejecución del gasto público ante el inicio de la nueva Administración.

En ese sentido, uno agregó que “dado el menor dinamismo mundial, enfrentaremos cierta desaceleración en el comercio exterior, el cual ha sido uno de los principales motores de crecimiento de nuestro país en los últimos años”.

Otro advirtió que “la sustantiva reasignación del gasto público puede traducirse en mayores retrasos e ineficiencias en la asignación de recursos, y debilitar la actividad económica en mayor magnitud de lo que normalmente sucede al inicio de cada sexenio”.

Asimismo, uno añadió la incertidumbre en torno al rumbo de las políticas públicas en los próximos años, lo que en su opinión está obstaculizando la recuperación de los muy bajos niveles de confianza empresarial.

Adicionalmente, algunos advirtieron que un crecimiento menor al estimado disminuiría la recaudación tributaria, dificultando la ejecución del gasto público hacia la segunda mitad del año.

Tasa del PIB del primer trimestre de 2019, podría ser negativa

Por otra parte, y aunque otro miembro comentó que no existe suficiente información estadística que permita hacer una evaluación precisa de la actividad económica a principios de 2019, también reconoció que la debilidad económica pudiera estarse acentuando en el primer trimestre de este año.

Ello, dado que no se observan cambios en los determinantes fundamentales que han afectado recientemente a la economía, subrayando una situación internacional compleja y en desaceleración, y un entorno interno de persistente incertidumbre.

“A lo anterior debe agregarse el impacto de choques transitorios, especialmente el desabasto de gasolina en diversas regiones del país; el bloqueo al tránsito de ferrocarriles en Michoacán; los conflictos laborales en Tamaulipas, y el cierre de las actividades gubernamentales en EU”.

El mismo miembro manifestó que las perspectivas para el crecimiento económico en los próximos dos años se han deteriorado, y anticipó que para 2019 se vislumbra una expansión por debajo de la observada en 2018, misma que se fortalecería ligeramente en 2020.

Algunos miembros advirtieron que tales previsiones están sujetas a un mayor grado de incertidumbre, aunque uno advirtió que “no sorprendería que la tasa de crecimiento del primer trimestre de 2019 sea negativa”.

Otro consideró que el entorno de crecimiento para 2019 estará sujeto a las políticas públicas que se implementen, y la mayoría destacó que los especialistas del sector privado han revisado a la baja sus perspectivas de crecimiento para 2019.

Uno ahondó en que la dispersión de los pronósticos de estos especialistas aumentó entre Diciembre de 2018 y Enero de 2019 reflejando mayor incertidumbre, y añadió que el rango de dichos pronósticos descendió durante el mismo lapso.

Para otro, “el deterioro en las perspectivas de crecimiento es lo que más preocupa, ya que llevamos tres años seguidos con una inversión fija bruta estancada y sin el dinamismo suficiente en el consumo y exportaciones para fomentar mayor crecimiento”.

Enfatizó que el arranque sexenal siempre es complicado, y que ahora viene acompañado de dificultades transitorias adicionales como los problemas en la distribución de combustibles, las interrupciones en vías ferroviarias y los conflictos laborales en el estado de Tamaulipas.

“Si de por sí persiste un ambiente de cautela en la inversión, en adición a los impactos directos e indirectos de estos acontecimientos, tenemos que añadir ahora un mayor freno anímico”, alertó.

Así, los 5 integrantes de la Junta de Gobierno de Banxico comentaron que el balance de riesgos para el crecimiento está sesgado a la baja; uno agregó que este sesgo se observa tanto en un horizonte de corto como de mediano plazo, y algunos señalaron que el balance se deterioró.

Uno de ellos argumentó que existen factores externos e internos que han incrementado sustantivamente la incertidumbre sobre el desempeño económico del país.

La mayoría advirtió que en el inicio del 2019 se han presentado factores transitorios que podrían afectar al crecimiento del primer trimestre, y uno resaltó que se estima que la escasez de combustible en algunas entidades federativas tendrá un efecto negativo sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de dicho periodo, dependiendo de su intensidad y duración.

Posible recesión en Estados Unidos

En cuanto a las perspectivas de crecimiento de las economías avanzadas, la mayoría coincidió en que se han ido revisando a la baja para 2019 y 2020, y en particular destacó que en el caso de EU, persiste incertidumbre sobre la perspectiva de crecimiento, e incluso se ha incrementado la probabilidad de una recesión en los próximos 12 meses.

Algunos consideraron que ciertas variables financieras sugieren la posibilidad de una recesión. No obstante, uno de ellos reconoció que el cambio en la retórica de la Reserva Federal (Fed) sobre movimientos futuros de su tasa, y la posible moderación en la reducción de sus activos, podrían mitigar o posponer la posibilidad de dicha recesión.

Por otro lado, algunos mencionaron que la perspectiva de desaceleración de EU está relacionada con el desvanecimiento de sus estímulos fiscales; una postura monetaria cada vez menos expansiva; los costos económicos del cierre parcial de operaciones de su gobierno, y la reducción en la inversión.

En cuanto a las economías emergentes, la mayoría dijo que su crecimiento se ha debilitado, y que sus perspectivas económicas se han revisado a la baja.

Un miembro señaló que la desaceleración de China es un factor de riesgo para otras economías emergentes, tanto de forma directa, –a través de un menor comercio–, como indirecta, –a través de menores precios de las materias primas–.

La mayoría destacó que la economía china ha presentado mayor desaceleración que el resto, y que el riesgo de un dinamismo menor al previsto continúa latente.

Uno puntualizó que las estimaciones de crecimiento económico para China se han venido reduciendo de manera estable y sostenida, y en este sentido, algunos subrayaron la disposición de las autoridades chinas para buscar un ajuste ordenado en la transición hacia un crecimiento más moderado y balanceado, habiendo considerado medidas de relajamiento fiscal, monetario y regulatorio.

Uno puntualizó que para revertir el impacto negativo del conflicto comercial con EU, el Banco Popular de China relajó los requerimientos de reserva, señalando que otorgará mayores facilidades de financiamiento a pequeñas y medianas empresas.

Inflación

Respecto de las perspectivas para la inflación general, un miembro señaló que han sido afectadas significativamente por la no subyacente, la cual también ha presionado a la subyacente, si bien sus efectos han disminuido ligeramente.

Algunos destacaron una revisión al alza de la inflación subyacente durante el primer semestre del año por la resistencia a disminuir que ha mostrado, enfatizando uno que esto puede afectar la convergencia de la inflación general a su meta.

Otro advirtió que persiste el riesgo de presiones inflacionarias que no sean congruentes para alcanzar la meta en el plazo previsto y que se requieren más observaciones favorables para confirmar que los riesgos sobre la posibilidad de que se dieran efectos de segunda ronda han comenzado a disiparse.

No obstante, un miembro opinó que las cifras más recientes apuntan a que la trayectoria de la inflación general, subyacente y no subyacente, podría estar convergiendo incluso más rápido de lo que se había planteado en la última publicación del Informe Trimestral.

La mayoría de los miembros consideró que el balance de riesgos respecto a la trayectoria esperada para la inflación mantiene un sesgo al alza, en un entorno de marcada incertidumbre.

Uno indicó que el sesgo al alza es ligero y otro precisó que la inflación enfrenta a la vez un escenario relativamente más benigno que en el anuncio anterior.

En cuanto a los principales riesgos al alza para la inflación, la mayoría destacó la posibilidad de que la cotización de la moneda nacional continúe viéndose presionada por factores externos e internos, añadiendo uno que, en su opinión,  este representa uno de los principales riesgos para la inflación en el futuro cercano.

Asimismo, la mayoría mencionó que la inflación también podría verse afectada en caso de que se observen nuevas presiones sobre los precios de los energéticos o de los productos agropecuarios; si se presenta un escalamiento de medidas proteccionistas y compensatorias a nivel global, o en caso de que se deterioren las finanzas públicas.

Uno subrayó que este último riesgo se ha incrementado, y algunos indicaron que la prolongación del problema de desabasto de combustibles, así como de los bloqueos de vías férreas y los conflictos laborales, también constituyen riesgos para la inflación.