El cambio de modelo económico que introduce la administración del gobierno de Andrés Manuel López Obrador genera opiniones divididas en los sectores empresariales y financieros, ya que unos la consideran adecuadas y otros totalmente inoperantes para el paso que vive la economía mexicana con gran vinculación a los mercados internacionales.

El presidente López Obrador en su toma de protesta señaló que continuaría con el comercio exterior (más de 2/3 del PIB se vinculan a esta actividad), pero que daría un impulso al mercado interno con la rehabilitación de la industria petrolera y energética para reducir el consumo de combustibles del exterior y poder disminuir sus precios a los mexicanos, que se esperaría para la segunda mitad de su gobierno.

Sin embargo, este cambio de modelo económico no parece gustar en los círculos empresariales y financieros de México por considerar un retroceso o falta de continuidad a los avances que se tienen en materia de infraestructura con la cancelación del NAIM, del Inadem para pymes y emprendedores, de ProMéxico (exportaciones), transformaciones de instituciones como el Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi) en lo que será Banco del Bienestar.

Todos los cambios duelen, pero lo contraproducente en esta ocasión es que se recurra a la vieja tradición política de que todo está mal, y hay que hacer todo de nuevo. Hubiera sido más interesante que sólo adecuara los esquemas a los objetivos de la nueva administración para demostrar que lo importante son los resultados para México y sus habitantes.

El Presidente de México aseguró que su administración sorprenderá al sector financiero, específicamente a Bank of América que prevé un crecimiento de uno por ciento para este año y al Fondo Monetario Internacional (FMI) que redujo su pronóstico al crecer más de 2 por ciento este año y en su administración un 4 por ciento en promedio.

Esto resulta interesante cuando en el sector privado ponen luces amarillas en los proyectos como el tren Maya, al que no le ven una rentabilidad y podría poner en riesgo el ahorro de los trabajadores en caso de que las Afores inviertan en esta infraestructura (situación que se repetiría como en el caso del NAIM) en el que invirtieron 29 mil 635 millones de pesos (mdp) en la Fibra NAIM (FNAIM) que 98.92 por ciento fue del mercado local y 1.08 por ciento en los mercados internacionales.

Un buen termómetro lo tendremos hacia comienzos de 2020 al ver los resultados del nuevo modelo económico de México, antes sería prematuro juzgar la viabilidad del nuevo modelo económico.

Por Miguel Ramirez

Nacido en la CDMX, egresado de la FCP y S de la UNAM. Inicie en 1992 en periodismo tecnológico y después migré a la parte económica y financiera. Aficionado a la NFL y vaquero de corazón. Otros deportes son el Basquet (Knicks), Tenis; fut de Champions League...