La salud de la nación requiere de unidad unida, en la que los políticos, empresarios, gobierno y sociedad actúen bajo la misma premisa para que México enfrente la pandemia del COVID-19 con los menores estragos políticos, económicos y sociales para el bienestar del país.
Sin embargo, se percibe que en las fechas por venir México será objeto de una hecatombe por el virus que a fines de Diciembre del 2019 se hizo presente para poner en serios predicamentos a la segunda potencia económica del mundo: China.
Se percibe un enfrentamiento entre el sector público y privado por las medidas que son severamente criticadas por una falta de cuidado de la población ante una posible expansión de la epidemia.
El gobierno federal en su conferencia nocturna informa el avance de los casos registrados en México, con la que justifica la actuación de no inmovilizar la actividad económica y actividades sociales, ya que son casos menores en comparación con otras naciones.
La administración federal destaca que las decisiones para enfrentar al COVID-19 serán determinadas por las autoridades de salud, que si consideran la cancelación y suspensión de actividades sólo será por cuestiones de salud, no por otro criterio, enfatiza la administración federal.
La ciudadanía debe exigir seriedad a las autoridades gubernamentales y a los actores de la vida pública que se comporten para no generar una situación de pánico, que tanto critica y son los primeros en incitar con una serie de actos inapropiados.
Con este comportamiento adecuado se reducen las posibilidades de caer en una etapa de pánico económico en las compras, asistencia al trabajo, a la apertura de comercio, entre otros.