Se prevé que en los siguientes meses se presenten cifras negativas en la economía mexicana por políticas incongruentes que afectan la inversión, el estancamiento de la actividad económica y una debilidad de la economía de Estados Unidos, afirmó el sector privado.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) señaló que las cifras recientes negativas provienen de un debilidad de las actividades industriales, o secundarias, que ya acumulan cuatro trimestres cayendo, los servicios, o las actividades terciarias, pierden fuerza rápidamente, toda vez que la estimación del Inegi indica un nulo avance respecto al año pasado.
“Es un hecho que la economía está claramente estancada. Adicionalmente, persiste la tendencia hacia políticas que parecen incongruentes y que generan mayor incertidumbre y resistencia a invertir, como la reciente determinación de modificar los lineamientos para otorgar Certificados de Energías Limpias (CEL), que pone en riesgo el estado de derecho y cuantiosas inversiones, e incrementa considerablemente la incertidumbre. En este contexto, no sería extraño que en los siguientes trimestres se observaran variaciones trimestrales y anuales negativas del PIB”.
A su vez, el sector energético muestra claras señales de fragilidad financiera en un contexto de ingresos propios e inversión limitados.
Esta situación representa un riesgo para este importante sector, y para la salud de las finanzas del públicas, y consecuentemente aumenta la posibilidad de desequilibrios fiscales y endeudamiento público, advirtió el CEESP.
En la comparación del crecimiento anual estimado para México en el tercer trimestre, menos 0.4 por ciento, contrasta con la estimación equivalente para los Estados Unidos de 1.9 por ciento.
“Pero hacia adelante el entorno se ve aún más complicado si se considera que la economía de los Estados Unidos, que tradicionalmente ha sido un importante impulsor de la actividad de México, acusa signos de debilitamiento”.
El Departamento de Comercio informó que el PIB estadounidense mostró señales de desaceleración al estimarse una tasa anualizada de crecimiento de 1.9 por ciento, debido a un menor dinamismo del gasto de consumo personal y del gasto del gobierno.
Aunque la estimación es preliminar, la mayoría de los analistas anticipan un mayor debilitamiento en los siguientes trimestres. De hecho, la expectativa del mercado era más pesimista, ya que anticipaba un avance de 1.6 por ciento para el tercer trimestre.
“Para México entonces, el escenario es de menor crecimiento, elevada incertidumbre e inseguridad y probablemente un menor impulso proveniente del exterior. Ello, no ayuda a la posibilidad de inversión por parte de la iniciativa privada. Lo que se suma a los escasos recursos presupuestados para la inversión pública, que además requieren aún demostrar su rentabilidad social”.
En este contexto, señaló el CEESP que diversos organismos y especialistas seguramente continuarán con los ajustes a la baja de sus pronósticos de crecimiento para el presente año.
“Es muy probable que en los próximos resultados de la encuesta del Banco de México la estimación promedio de los especialistas para 2019 se acerque a cero por ciento, mientras que para el próximo año lo haga al 1.0 por ciento” especificó el CEESP.
Un entorno de menor crecimiento y deterioro de las expectativas amenaza también la salud y estabilidad de las finanzas públicas.
De acuerdo con las estimaciones de la Secretaría de Hacienda, una reducción de medio punto porcentual en el crecimiento del PIB respecto al estimado de 2 por ciento, representa menores ingresos tributarios por 17 mil 247.1 millones de pesos (mdp).
El CEESP proyectó que si las expectativas de crecimiento para el 2020 ya se ubican en 1.35 por ciento, esto significaría una pérdida de 22.4 mil mdp en la recaudación tributaria respecto a lo aprobado en la ley de ingresos del año entrante .
“Y, como se señaló antes, es probable que la expectativa de crecimiento para el 2020 se reduzca aún más. Si el crecimiento del PIB el año que viene fuera de 1.0 por ciento, la pérdida de ingresos alcanzaría 34.5 mil mdp, o 0.14 por ciento del PIB, lo que tendría que ser compensado con menor gasto para mantener el déficit público previsto o, alternativamente, hacer uso de los fondos de estabilización y deprimir así los márgenes de seguridad fiscales”.
Agregó que la proyección de la plataforma de producción de petróleo se prevé un 13 por ciento mayor para llegar a un millón 951 mil barriles diarios (mbd), la que también enfrenta riesgos a la baja como se ha señalado en este espacio y por parte de múltiples analistas.
Dada la falta de claridad a mediano plazo de Pemex y la resistencia que el gobierno ha mostrado a continuar con las convocatorias para que el sector privado explote campos de alto potencial, es probable que la producción sea menor.
Por ejemplo, si en vez de un millón 951 mbd la plataforma alcanzase 1,851 mdb un 7.2 por ciento mayor a la de este año (cifra que no se observa desde el primer semestre del año pasado), los ingresos públicos previstos se reducirían en 32.6 mil mdp, o 0.12 puntos porcentuales del PIB.
Enfatizó el sector privado que en este contexto de fuertes restricciones, es urgente tomar decisiones de política coherentes, que generen impactos positivos inmediatos y perdurables en la actividad productiva y generación de empleos.
De otra manera, se alejará el momento de que la economía pueda recuperarse y por lo tanto la población deberá esperar más para realmente mejorar su bienestar, concluyó el organismo del sector privado.