La política monetaria de Estados Unidos y México se encuentran en el centro de atención de los mercados ante futuros recortes a las tasas de interés.
El desempleo en Estados Unidos se encuentra en niveles mínimos de los últimos 50 años y la inflación se encuentra en un nivel de 1.7 por ciento, ligeramente por debajo del objetivo de la Fed, pero las barreras arancelarias de Trump tienen el potencial de elevarla, por lo que no se considera que la inflación sea un problema en Estados Unidos.
Asimismo, la Fed acaba de revisar al alza los pronósticos de crecimiento para su economía para este año y la probabilidad de recesión en esa economía es relativamente baja en un horizonte de 12 meses.
Los fundamentales económicos que representan el objetivo sobre los que la Fed fija su política monetaria podría decirse están “alineados”.
La Fed realizó un movimiento acomodaticio debido a la exigencia del mercado, las presiones políticas de Trump o un problema de liquidez en el mercado financiero de Estados Unidos.
En Junio del 2006, antes de la crisis financiera, la Fed tenía una tasa de interés de 5.25 por ciento. En Septiembre 2007, la tasa ya había sido recortada y se ubicaba en 4.75 por ciento.
Quince meses más tarde, en Diciembre 2008, la tasa ya se ubicaba en el mínimo histórico de 0 a 0.25 por ciento.
La Fed tiene actualmente una tasa de interés en un rango de 1.75 a 2 por ciento, con una tasa real cercana a cero, lo cual le deja un bajo margen de maniobra para aplicar política monetaria laxa ante el riesgo de una recesión.
Entre los factores de riesgo para la economía estadounidense destacan la guerra comercial con China, la falta de liquidez de los bancos y falta de confianza entre los consumidores y/o empresas.
En el escenario de una desaceleración o recesión la Fed tendría que recortar aún más la tasa de interés, pero los niveles en los que se encuentra tienen el riesgo de generar la llamada trampa de liquidez, en donde los consumidores y empresas ya no reaccionan.
Como consecuencia la Fed tendría que aplicar herramientas no convencionales de política monetaria, como las compras mensuales de bonos u otro tipo de distensión monetaria, en la cual introduciría más dinero en la economía para abaratar el dinero e incentivar el gasto entre los consumidores y empresas.
Entre mayor sea la distensión monetaria y menos convencional la herramienta podría parecer “dinero tirado por helicóptero”.
Con este escenario en donde los fundamentales económicos parecen ir bien, pero la Fed se acomoda a las peticiones del mercado (¿o de Trump?) sería ingenuo pensar que en el futuro observará sólo los datos duros de crecimiento e inflación de su economía para hacer la política monetaria ya que parece ser que la incertidumbre y la falta de liquidez fue lo que pudo haber movido a la Fed a recortar su tasa de interés.
La falta de liquidez
La semana pasada la tasa de interés overnight cobrada en los contratos de recompra (repurchase agreements, o repos) llegó hasta 10 por ciento, cuando una semana antes se ubicaban cerca de un 2 por ciento.
Las repos son operaciones usadas por los bancos para pedir prestado a muy corto plazo, dejando como “colateral” un activo (por ejemplo bonos del Tesoro) con el compromiso de “recomprarlo” en el futuro a un precio ligeramente mayor, resultando de este markup la tasa de interés.
Los plazos en estos contratos suelen ser de un día, por lo que son llamados overnight.
Estas operaciones resultan útiles para cumplir con los requisitos de reserva que exige la Fed, e incluso algunas instituciones financieras e inversionistas, dependen de ellas para financiar sus operaciones diarias.
No existe duda de que el incremento observado en la tasa de interés de las repos implica que algunas instituciones financieras se encontraban en necesidad urgente de liquidez.
Esto pudo haber sido resultado de factores que coincidieron accidentalmente, o de un problema subyacente mayor.
Los factores coincidentes son el pago trimestral de impuestos, el cobro de 78 mil millones de dólares que colocó el Gobierno de EU en Treasury bills la semana anterior y un feriado en Japón.
Aunque estos eventos por sí solos no son suficientes para provocar una reacción como la observada, al darse de manera simultánea pudieron haber ocasionado escasez en fondos para financiamiento de corto plazo.
Ante este escenario, la Fed de NY tuvo que realizar inyecciones de liquidez y como se desconoce si fueron eventos coincidentes, ante los cuales la Fed de NY se tardó en reaccionar, o si existe un problema subyacente mayor, se activó la alarma de una posible crisis en EU.
Con este escenario aumenta la incertidumbre y la falta de confianza, que toman un rol relevante en la política monetaria de la Fed.
El impacto para México
En México la tasa de interés objetivo está en un nivel de 8 por ciento, con una tasa real ligeramente debajo de 5 por ciento.
Aun y cuando el crédito no se ha visto afectado directamente por el endurecimiento monetario, tampoco lo favorece.
En un entorno de desaceleración una tasa de interés real alta como la que tiene México desincentiva aún más a la inversión provocando que el crecimiento económico se inhiba en el largo plazo.
Para Banxico el objetivo único es la inflación estable alrededor de 3 por ciento y al último dato disponible (Agosto) la inflación en México se ubica muy cerca del objetivo.
Las presiones inflacionarias en una economía surgen como resultado de crecimientos económicos acelerados, déficit públicos altos, rápidas depreciaciones de la divisa, y choques de oferta.
En México la economía está muy desacelerada, el gobierno mantiene un subejercicio del gasto, el peso se ha apreciado y no se han dado choques de oferta (aun y cuando el precio del petróleo ha subido se encuentra debajo de su nivel máximo del año).
De esta manera no existen elementos que pudieran disparar la inflación, con lo que se tienen las condiciones adecuadas para un recorte en la tasa de interés.
Probablemente por eso el mercado asigna un 70 por ciento de probabilidad al recorte.
Si Banxico decidiera recortar la tasa el 26 de Septiembre la puerta a otro recorte más este año seguiría abierta (si continúan las condiciones antes mencionadas), así como a un par de recortes más el siguiente año, sobre todo si la Fed vuelve a recortar su tasa de interés.
Gabriela Siller Pagaza
Banco BASE