El proceso electoral, y su resultado, obviamente, se vuelve el principal obstáculo para la confianza de empresarios e inversionistas en el país, más que la reforma fiscal o el TLCAN que se encuentra en su séptima ronda de negociación.
En amplios sectores empresariales mexicanos se habla de un desarrollo y bienestar para las familias mexicanas.
Sin embargo, argumentan que los salarios no pueden incrementarse más allá de los que se analiza en la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) a lo que se suma el Banco de México (Banxico) porque tiene presiones inflacionarias, sin importar las que viven las mayorías en las que en cada visita a la tienda de la esquina los precios suben un peso o más, lo que repercute directamente en el poder adquisitivo de quienes ganan el mínimo y más.
No sólo a los empresarios les importa el resultado de las elecciones, también a otros países, quienes buscan que se mantenga una continuidad en el México renovado de reformas estructurales, quienes consideran que deben mantenerse y desarrollarse para que el país alcance mejores niveles de desarrollo y crecimiento económico.
El rumbo del país está marcado, y su inserción al orden internacional no permite pasos regresivos, pero también se debe pensar en que un país no puede basar su competitividad en salarios que no corresponden a su productividad, ni esperanza de mejoría.
No se puede, ni debe mantener un esquema de competitividad basado en mano de obra barata. La Organización Mundial del Trabajo (OIT) reporta que durante la mayor parte del periodo posterior a la crisis, el crecimiento salarial mundial se debió en buena medida al relativamente fuerte crecimiento salarial en los países emergentes y en desarrollo de Asia y el Pacífico, sobre todo, en China, pero también al de otros países y regiones en desarrollo.
“Se observa que, desde 2006, el salario medio se duplicó con creces en China, y aumentó un 60 por ciento en la India, y entre el 20 y el 40 por ciento en la mayor parte de los demás países de este grupo. Sólo en México el salario real descendió”.
En el Informe Mundial sobre Salarios 2016-2017 señaló que el crecimiento real del salario para 2013 reflejó un retroceso de 0.6 por ciento, para el año siguiente una caída de 4.3 por ciento y para 2015 una crecimiento de 0.5 por ciento.
La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) informa que el salario mínimo de 88.36 pesos en realidad tiene un poder adquisitivo de 66.72 pesos en comparación a la segunda quince de Febrero del 2010.
Con estas características, el mercado interno y su consumo, difícilmente podrán soportar el papel de motor principal de la economía, ya que los altos intereses del sector financiero y la incertidumbre por el TLCAN y las elecciones se vuelven factores que no propician la confianza para invertir y generar empleo para el bienestar de los mexicanos.
Si México en verdad quiere avanzar debe tener mejores condiciones salariales, ya que en otras países los avances son sustanciales.