Los miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) decidieron, por unanimidad, mantener el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día en un nivel de 8.25%.

Al dar a conocer su anuncio de política monetaria, detallaron que dicha decisión se tomó tras considerar factores como el que la evolución reciente de la inflación y de sus principales determinantes no presentan cambios significativos respecto a las trayectorias previstas.

También se tomó en cuenta que la posición cíclica de la economía ha mostrado cierto relajamiento, y que la postura de política monetaria actual es congruente con la convergencia de la inflación a su meta.

Asimismo subrayaron que ante los retos que se enfrentan para consolidar una inflación baja y estable, así como los riesgos a los que está sujeta la formación de precios, la Junta de Gobierno tomará las acciones que se requieran, de tal manera que la tasa de referencia sea congruente con la convergencia de la inflación general a la meta del Banxico en el horizonte en el que opera la política monetaria.

Enfatizaron que la Junta mantendrá una postura monetaria prudente y dará un seguimiento especial, en el entorno de incertidumbre prevaleciente, al traspaso potencial de las variaciones del tipo de cambio a los precios, a la posición monetaria relativa entre México y Estados Unidos (EU), en un contexto externo en el que persisten riesgos, así como a la evolución de las condiciones de holgura en la economía.

También señalaron que ante la presencia y posible persistencia de factores que, por su naturaleza, impliquen un riesgo para la inflación y sus expectativas, la política monetaria se ajustará de manera oportuna y firme para lograr la convergencia de ésta a su objetivo de 3%, así como para fortalecer el anclaje de las expectativas de inflación de mediano y largo plazos para que alcancen dicha meta.

Asimismo indicaron que desde la última decisión de política monetaria, los precios de los activos financieros en México mostraron un mejor desempeño.

El peso mexicano registró una apreciación y una disminución en su volatilidad, y adicionalmente, las primas de riesgo soberano y las tasas de interés de mediano y largo plazos se redujeron, revirtiendo en parte los incrementos que habían registrado en los últimos meses de 2018, si bien aún se mantienen en niveles relativamente elevados.

Precisaron que entre los factores que contribuyeron al mejor desempeño de los mercados nacionales se encuentran la reducción en las tasas de interés en EU y el debilitamiento del dólar; el Paquete Económico (PE) aprobado para 2019, y la aceptación de los inversionistas a la oferta de recompra de bonos del nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM).

No obstante, recordaron que ante los retos que enfrenta Petróleos Mexicanos (PEMEX), la agencia calificadora Fitch anunció la reducción de su calificación crediticia, lo que implicará mayores costos de financiamiento para dicha empresa.

Riesgos

Por otra parte alertaron que el entorno actual sigue presentando importantes riesgos de mediano y largo plazos que pudieran afectar las condiciones macroeconómicas del país, su capacidad de crecimiento y el proceso de formación de precios en la economía.

“En este sentido, es particularmente importante que además de seguir una política monetaria prudente y firme, se impulse la adopción de medidas que propicien un ambiente de confianza y certidumbre para la inversión, una mayor productividad, y que se consoliden sosteniblemente las finanzas públicas.

“En este contexto, es particularmente relevante que se cumplan las metas fiscales del PE 2019. Asimismo, es indispensable fortalecer el Estado de derecho, y abatir la corrupción”, destacaron.

Por otra parte señalaron que en el cuarto trimestre de 2018 la actividad económica en México exhibió una desaceleración importante respecto del tercero, y subrayaron que ésta podría continuar a inicios de 2019, en respuesta a la desaceleración de la economía global; a cierta debilidad de la demanda interna, y a factores de carácter transitorio que podrían afectar al crecimiento del primer trimestre de 2019.

Entre tales factores incluyeron los asociados a la distribución de combustibles y a las interrupciones en vías de comunicación.

Así, consideraron que las condiciones de holgura en la economía se relajaron hacia finales de 2018 e inicios de este año, y añadieron que por lo antes señalado, el balance de riesgos para el crecimiento está sesgado a la baja.

Asimismo precisaron que de Noviembre a Enero, la inflación disminuyó de 4.72% a 4.37%, y que este descenso fue producto, principalmente, de la reducción de la inflación no subyacente, toda vez que la inflación subyacente continuó presentando resistencia a la baja, al pasar de 3.63% en Noviembre a 3.60% en Enero.

“En dicho periodo, la inflación no subyacente disminuyó de 8.07% a 6.81%, reflejando menores incrementos en los precios de los energéticos y de los productos pecuarios, lo que fue parcialmente contrarrestado por mayores aumentos en los precios de las frutas y verduras”.

Añadieron que las expectativas de inflación general para 2019 y 2020 mostraron un claro deterioro en Diciembre y cierta mejoría en Enero.

Así, las correspondientes al cierre de 2019 pasaron de 3.71% en Octubre a 3.89% en Diciembre, y luego disminuyeron a 3.80% en Enero, y en cuanto a las expectativas para la inflación subyacente para el cierre de 2019, éstas pasaron de 3.45% en Octubre a 3.50% en Diciembre y Enero.

En este entorno manifestaron que, por su parte, las expectativas de inflación general para el mediano y largo plazos se siguen ubicando por encima de la meta permanente de 3%, en niveles alrededor de 3.50%.

Por otra parte, y en cuanto a la información derivada de instrumentos de mercado, señalaron que la prima por riesgos inflacionarios de mediano y largo plazos disminuyó, aunque continúa en niveles elevados.

Respecto a los riesgos para la inflación, destacaron la posibilidad de que la cotización de la moneda nacional se vea presionada por factores externos o internos.

“Si la economía requiere un ajuste, ya sea del tipo de cambio real o en las tasas de interés de mediano y largos plazos, el Banco de México contribuirá a que dichos ajustes ocurran de manera ordenada, buscando evitar efectos de segundo orden sobre la formación de precios”, enfatizaron.

Asimismo alertaron que la inflación también se podría ver afectada en caso de que se observen nuevas presiones sobre los precios de los energéticos o de los productos agropecuarios, o si se presenta un escalamiento de medidas proteccionistas y compensatorias a nivel global, o en caso de que se deterioren las finanzas públicas.

También alertaron que dada la magnitud de los aumentos recientes en el salario mínimo, además de su posible impacto directo, se enfrenta el riesgo de que éstos propicien revisiones salariales que rebasen las ganancias en productividad y generen presiones de costos, con afectaciones en el empleo formal y en los precios.

Al respecto enfatizaron que para elevar de manera sostenida el poder adquisitivo de los salarios es necesario considerar el papel de otras políticas públicas, en particular, fomentar la competencia en aquellos sectores de bienes y servicios con una participación elevada en la canasta de consumo de los segmentos de la población de menores ingresos.

Dijeron que, además, la persistencia que ha mostrado la inflación subyacente podría dar lugar a una mayor resistencia de las expectativas de inflación de largo plazo a disminuir.

Como riesgos a la baja mencionaron el que se presenten menores variaciones en los precios de algunos bienes incluidos en el subíndice no subyacente, o que las condiciones de holgura se amplíen más de lo previsto.

“Tomando en cuenta todo lo anterior, se considera que el balance de riesgos respecto a la trayectoria esperada para la inflación mantiene un sesgo al alza, en un entorno de marcada incertidumbre.

“Para guiar sus acciones de política monetaria, la Junta de Gobierno da seguimiento cercano a la evolución de la inflación respecto a su trayectoria prevista, considerando la postura monetaria adoptada y el horizonte en el que esta opera, así como la información disponible de los determinantes de la inflación y sus expectativas de mediano y largo plazos, incluyendo el balance de riesgos para estos.

“A su vez, la política monetaria debe responder con prudencia si por diversas razones se eleva considerablemente la incertidumbre que enfrenta la economía”, enfatizaron.

Entorno mundial

Por otra parte, los miembros de la Junta de Gobierno del Banco Central señalaron que los indicadores disponibles sugieren que en el cuarto trimestre de 2018 la economía mundial mostró una desaceleración, presentándose un menor dinamismo en la mayoría de las economías avanzadas y algunas emergentes, destacando los casos de la zona del euro, China y, en menor medida, EU.

Dijeron que ello refleja, entre otros factores, los efectos de las tensiones comerciales, una menor confianza en los negocios y choques de naturaleza transitoria.

Agregaron que este entorno de menor dinamismo de la actividad económica condujo a revisiones a la baja en las perspectivas de crecimiento global en 2019 y 2020, y que aunado a menores precios del petróleo, contribuyó a una moderación de las presiones inflacionarias en las principales economías.

Lo anterior se ha visto reflejado en una expectativa de normalización de la postura monetaria de los principales Bancos Centrales más lenta, y en menores tasas de interés de corto y largo plazos en EU.

Recordaron que como se esperaba, en Enero la Reserva Federal (Fed) mantuvo sin cambio el rango objetivo para la tasa de fondos federales y además ajustó sustancialmente su mensaje, señalando que serán pacientes para realizar cambios en el rango de su tasa objetivo, y adicionalmente, indicó que podrían ajustar la política de reducción de su hoja de balance en caso de ser necesario.

En este contexto, subrayaron que los mercados financieros, tanto en economías avanzadas como emergentes, han registrado un desempeño más favorable.

Finalmente, y en cuanto a los riesgos para la economía global, destacaron la incertidumbre sobre las tensiones comerciales entre EU y China; una salida desordenada del Reino Unido de la Unión Europea (UE); un crecimiento de China menor al esperado, y un escalamiento en las tensiones políticas y geopolíticas en distintas regiones.