Exportaciones

El superpeso afecta las exportaciones mexicanas y evidencia la realidad de la empresa mexicana que debe pensar en una nueva cultura empresarial que su competitividad sea por su productividad e innovación, enfatizó el Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (Lacen).

En el documento el “Superpeso aflora la realidad competitiva de la empresa manufacturera de exportación” indicó que en este semestre, la fortaleza del peso frente al dólar provoca que el ingreso por exportaciones sea menor de lo planeado con una caída estrepitosa.

En 2023 la variación porcentual anual de las exportaciones totales en el periodo Enero-Mayo fue de 4.6 por ciento, en tanto que en el mismo periodo del año pasado ascendió a 18.5 por ciento.

El sector manufacturero es el que tiene mayor impacto acumulado en los 5 primeros meses de este año al registrar 6.9 por ciento, pero en el mismo lapso de 2022 alcanzó un crecimiento de 16.7 por ciento.

Al primer trimestre de 2023, el PIB manufacturero fue de 2.7 por ciento cuando en el mismo periodo de 2022 ascendió a 4.3 por ciento.

En el primer semestre de 2023 el peso se apreció frente al dólar en 12.37 por ciento resultado
principalmente por la política restrictiva de la Reserva Federal de Estados Unidos, así como por Banco
de México.

Una de las ventajas del éxito exportador de México ha sido que el peso tiende a estar constantemente depreciado frente al dólar, lo que aumenta la capacidad de la empresa en elaborar mayor cantidad de bienes a menor costo de fabricación, puesto que, a medida que la producción en una empresa crece, sus costos se reducen.

Con la apreciación del peso frente al dólar, los costos de la empresa aumentan a raíz del encarecimiento de los productos de exportación, lo que debilita la compra de insumos y componentes importados: bienes de capital y bienes de uso intermedio, a pesar de un dólar barato.

El documento especificó que gran parte de la competitividad mexicana se basa en incentivos directos e indirectos a la exportación (IMMEX, DTA, IGI, IVA, IEPS, ISR, etc.) que la hacen competitiva, es decir, la competitividad de la empresa es principalmente fiscal y escasa en valor agregado tecnológico y en inversión de recursos especializados.

La competitividad de la empresa no debe descansar estrictamente en incentivos fiscales, localización geográfica, infraestructura pública, tasa de interés, inflación y tipo de cambio.

La empresa debe invertir más de su EBITDA (beneficio bruto de explotación) para incrementar su competitividad en producción, ventas, distribución y generación de empleo, concluyó el documento de Lacen.

Por Miguel Ramirez

Nacido en la CDMX, egresado de la FCP y S de la UNAM. Inicie en 1992 en periodismo tecnológico y después migré a la parte económica y financiera. Aficionado a la NFL y vaquero de corazón. Otros deportes son el Basquet (Knicks), Tenis; fut de Champions League...