En la situación de emergencia mundial que se vive por la crisis del COVID-19 y la baja en los precios del petróleo es necesario que en México las autoridades, la iniciativa privada y la sociedad civil trabajen de manera coordinada para ofrecer los mejores resultados a la población.
En México, las autoridades han informado cotidianamente sobre las precauciones e implicaciones de la epidemia.
Además, afirman que la economía mexicana está blindada con finanzas públicas sanas contra cualquier evento externo y que se sigue trabajando exitosamente para atender la coyuntura interna, señaló el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
Sin embargo, considera que los ingresos públicos cuentan con varios ángulos que presentan fragilidad.
“Tres de ellos son los bajos precios del crudo asociados a las tensiones geopolíticas antes mencionadas, la dificultad de lograr la plataforma de producción de petróleo que supone el presupuesto y los menores niveles de recaudación tributaria que se esperan como resultado de un crecimiento económico mas bajo que el previsto en el presupuesto”, explicó el CEESP.
La caída significativa del precio internacional del petróleo mantiene actualmente a la mezcla mexicana de exportación por debajo de los 30 dólares, muy inferior al promedio de 49 dólares por barril que se estimó en el presupuesto para 2020.
Este precio implica serios efectos en los ingresos del sector público, ya que si el precio promedio del petróleo de exportación cerrara el año 19 dólares por debajo del precio programado la pérdida de ingresos públicos sería del orden de 261.7 mil millones de pesos (mmp), equivalente al 1.0 por ciento del Producto Interno Bruto(PIB), puntualizó el organismo del sector privado.
“En las circunstancias actuales, será muy difícil que Pemex logre el objetivo aprobado de un nivel de extracción de crudo de 1.951 millones de barriles por día, cuando en Enero fue de 1.260 millones. Un escenario optimista, aunque aún complicado, sería lograr una producción de 1.851 millones de barriles diario. Sin embargo, esos 100 mil barriles menos de lo programado, implicaría un costo adicional de 32.6 mmp para las finanzas del país, una décima de punto porcentual del PIB”, puntualizó.
La ley de ingresos y el presupuesto de egresos se calcularon con base en una tasa de crecimiento puntual de 2.0 por ciento, estimación que se aleja rápidamente de los pronósticos de los especialistas, que en algunos casos ya se ubican en 0.4por ciento.
En un escenario que parece hasta optimista, la economía podría crecer 0.5 por ciento este año, lo que implicaría un faltante de 52 mmp en ingresos tributarios, es decir, un 0.2 por ciento del PIB respecto a lo presupuestado.
“México enfrenta graves riesgos globales ante la crisis internacional, por lo que es el momento justo para plantear como principios fundamentales el liderazgo, la responsabilidad y la prudencia”.
Consideró que la asignación de culpas sin sentido y azuzar temas ideológicos, sólo contribuyen a una mayor polarización social.
“Es el momento preciso para que todos los sectores trabajen unidos para fortalecer la economía y el bienestar de los hogares, en un ambiente de estado de derecho y reglas claras, solo de esta manera habrá un incentivo para la inversión”, enfatizó el CEESP.
El CEESP afirmó que “el diálogo y la construcción de acuerdos es fundamental en este momento para enfrentar el difícil entorno que se avecina, en un momento de escaso crecimiento, exige decisiones claras del gobierno que estimulen la inversión privada, ya que es la única manera de impulsar el crecimiento económico y la creación de empleos de calidad. Se deben hacer a un lado las posturas ideológicas y políticas, a cambio de un análisis serio para una buena toma de decisiones”.
Las autoridades, organizaciones sociales y todos los actores políticos del país deben trabajar en conjunto para establecer un entorno de crecimiento y bienestar en el mediano y largo plazos, concluyó el CEESP.