La renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) para la administración Trump fue un éxito con México al lograr su objetivo central: frenar la llegada de inversión automotriz a México. 

A partir de la firma del TLCAN, casi se duplicó la participación de la producción de vehículos ligeros destinados al mercado de exportación, al pasar de 44.7 por ciento del total de la producción mexicana en 1993, a 83.9 por ciento en 1995, año a partir del cual se han mantenido proporciones similares. 

Con las nuevas reglas del acuerdo bilateral México-Estados Unidos las palabras de personajes de la industria automotriz se hacen realidad: se buscaba frenar la llegada de más inversión automotriz a México, y no de llevarse la existente, como se preveía en el inicio, con la retirada de Ford de San Luis Potosí. 

La Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (Cepal) califica a esta industria como exitosa será interesante ver cómo se ven impactados los proyectos de este sector estrella en el que se preveía sería uno de los Top 5 en  la producción de vehículos de lujo para el 2020.

Será interesante ver cómo se ven impactadas las cadenas de valor al cambiar el componente de la región a 75 por ciento con producción en zonas de alto salario, además de la cláusula topada del famoso acuerdo paralelo que estipula un seguro cuando las exportaciones son mayores en 40 por ciento a los 1.7 millones que se exportan al Mercado norteamericano.  

Estados Unidos logró, como sucede casi siempre, imponer sus intereses, y nuevamente demostró sólo tiene intereses.

Por Miguel Ramirez

Nacido en la CDMX, egresado de la FCP y S de la UNAM. Inicie en 1992 en periodismo tecnológico y después migré a la parte económica y financiera. Aficionado a la NFL y vaquero de corazón. Otros deportes son el Basquet (Knicks), Tenis; fut de Champions League...