A unas horas del 01 de Julio, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, festejará su triunfo electoral que obtuvo en esa fecha, y demostrará con sus datos que la economía está fuerte y va bien para alcanzar un crecimiento de por lo menos 2 por ciento este año.
En su festejo, el primer mandatario explicará lo que tantas veces se ha escuchado en la mayoría de sus conferencias mañaneras sobre el desempeño económico de México: “yo tengo otros datos”.
Este 01 de Julio se conocerá a fondo este “otros datos” que le permiten sustentar sus afirmaciones de crecimiento económico para este año, que se ha catalogado desde un inicio con desaceleración económica.
Los analistas de Barclays pronostican un crecimiento de tan sólo 0.5 por ciento del PIB para este 2019.
La inversión, por más acuerdos que se realizan entre el gobierno federal y la iniciativa privada no se cristaliza, por el contrario, se percibe incertidumbre y desconfianza, por más que el jefe de la oficina de la presidencia, el empresario, Alfonso Romo Garza, mencione que la administración López Obrador es pro mercado.
Ojalá el presidente no caiga en la trillada “verdad presidencial” de sexenios anteriores de Foxilandia, Calderolandia, Peñalandia y ahora Lópezlandia con datos que nos señalan que México está a pocos metros de llegar a la meta de una bonanza económica.
Caer en esa trillada receta le restará lustre al objetivo de la cuarta transformación, y la hará ver como una transformación de cuarta que no sólo no sabe reconocer, sino que se ufana en mostrar una realidad diferente, que concuerda con las anteriores: una verdad de Presidencia.
Un hecho que nadie puede negar es el avance en contra de la corrupción, ya que así lo demuestran documentos oficiales y de la inicia privada, va en descenso.
Sin embargo, le falta el engranaje productivo que impulse el desempeño de la actividad económica, lo cual no puede, ni debe tardarse mucho, ya que el bienestar de las personas viene por el crecimiento económico y no por los subsidios gubernamentales.
Ojalá este 01 de Julio no se presencia la vieja receta de los gobiernos en los que todo marcha bien y la meta se encuentra cada vez más cerca.
Este gobierno presenta aciertos y desaciertos, no todo estaba mal, su tarea, además de luchar contra corrupción, es equilibrar los desequilibrios con una visión de Estado, al evitar las fricciones que sólo le dificultan más la tarea.
Este gobierno tiene mucho por hacer, y si quiere seguir con festejos tendrá que mejorar mucho para que sean justificados.